Autor/a: Observatorio Vasco del Tercer Sector Social
Nº Breve: 07/2023
  1. Situación: datos sociodemográficos. Población, envejecimiento y reto social.

La población envejece en el mundo más rápido que en el pasado. En el mundo hay más de mil millones de personas que superan los 60 años, la mayoría en países de ingresos bajos y medios. Las mujeres tienen una esperanza de vida mayor que la de los hombres. En 2017, las mujeres representaban el 54% de la población mundial de 60 años o más, y el 61% de la población de 80 años o más.  Se calcula que para el año 2030 la cifra de personas de 60 años o más habrá aumentado en un 34%, de 1000 millones en 2019 a 1400 millones. Para 2050, la población mundial de personas mayores será más del doble y alcanzará los 2100 millones; habrá más personas mayores de 60 años que adolescentes y jóvenes[1].

Muchas de ellas no tienen acceso a los recursos básicos para una vida digna, o se enfrentan a graves obstáculos para la participación social. Se produce una transición demográfica que está afectando a todos los países, no solo a los más desarrollados. La ONU ha propuesto el período 2020-2030 como Década del Envejecimiento Saludable[2], en el marco de la Agenda 2030. Esto supone que los países del mundo se comprometen a garantizar que todas las personas puedan desarrollar su potencial con dignidad e igualdad en un entorno saludable.  Los desafíos del envejecimiento son globales, nacionales y locales.

Si miramos la realidad próxima[3], en la C.A. de Euskadi residen 504.053 (23%) personas de 65 y más años, de las que 288.716 (57,3%) son mujeres y 215.337 (42,7%) hombres. Bizkaia es el territorio histórico más envejecido, y Álava el más joven. Se prevé que en los próximos 20 años el envejecimiento aumente progresivamente. Alrededor de 263.000 personas viven solas en la C.A. de Euskadi en 2019, de las cuales 112.531 corresponden a personas de 65 y más años. Esto es, el 43% del total. Entre las personas de 65 y más años que viven solas, 3 de 4 son mujeres. La esperanza de vida al nacimiento en la C.A. de Euskadi en 2019[4] es de 86,6 años para las mujeres y 80,8 años para los hombres, mientras que la media en la UE es de 83,6 y 78,3 años, respectivamente en 2018. La población vasca es más longeva que la media de la UE.

No obstante, la edad cronológica no es un indicador exacto de envejecimiento. Se trata de la interacción entre edad, participación e independencia. Es muy variable entre las personas y en los distintos países (según su situación socioeconómica y cultural).  El envejecimiento trae consigo una vulnerabilidad aumentada y una viabilidad disminuida que no se desarrollan por igual en todas las personas. Por ello se ha considerado el concepto de fragilidad como el indicador para valorar la relación entre deterioro y necesidades sanitarias y de cuidado de las personas mayores.[5].

El envejecimiento global de la población y el aumento de la esperanza de vida es en sí mismo un logro. Sin embargo, actualmente existe una preocupación generalizada sobre cómo abordarla. El reto y el desafío que supone este proceso de envejecimiento se vincula, entre otros, con los siguientes factores:

  1. Doble carga de enfermedad: aumenta la presencia de enfermedades no transmisibles, a partir de la mediana edad (enfermedades crónicas: afecciones cardíacas, cáncer, depresión). Con ello se desplaza el foco y los recursos del sistema sanitario en esta dirección.
  2. Mayor riesgo de discapacidad (causada por enfermedades no transmisibles). Lleva a aislamiento y dependencia. Puede mejorarse mucho con la educación, la prevención, las mejoras en diagnóstico y tratamiento, las ayudas personales, las tecnologías de comunicación y la capacitación: restablecer la función de los mayores y extender su participación.
  3. Asistencia a la población que envejece: equilibrar autocuidado, atención formal (servicios sociales y de salud) e informal (familia y amistades). El apoyo informal es crucial para poder mantener a las personas en sus domicilios, y requiere a su vez ser sostenido y reforzado por el sistema de atención formal, que debería ser de acceso universal.
  4. Feminización del envejecimiento: las mujeres viven más tiempo que los hombres prácticamente en todo el mundo[6]. Tienen más probabilidades de sufrir violencia doméstica y discriminación, pobreza y discapacidad en la vejez. Las mujeres que actualmente alcanzan la vejez han vivido una trayectoria patriarcal que cronifica las situaciones de desigualdad. En una investigación recientemente publicada por Emakunde[7] (junio 2023) se revelaba que 1 de cada 4 mujeres ha sufrido violencia machista a lo largo de su vida, y que un 6% (16.500 mujeres) la experimenta
  5. Ética y desigualdades: el envejecimiento global de la población plantea preguntas sobre la desigualdad en el acceso a los recursos y la discriminación, que empeoran en la vejez. El acceso a recursos que garanticen dignidad, independencia, asistencia y participación suele ser limitado.
  6. Economía de una población que envejece: hay preocupación ante la creciente demanda de asistencia sanitaria y de seguridad social que vaya a suponer el envejecimiento poblacional. Según la OMS[8], sin embargo, la asistencia de larga duración puede administrarse con una adecuada prevención y con el apoyo de la asistencia informal. Por otra parte, muchas personas mayores de 60 años no son dependientes, continúan aportando a la economía a través del trabajo formal, el trabajo informal y el voluntariado. Los desafíos planteados al sistema de seguridad social y pensiones pueden abordarse con una adecuada planificación y política laboral.

En torno a este reto surge la llamada silver economy, que considera los efectos socioeconómicos y las oportunidades del envejecimiento. Desde ésta se prevé que la edad laboral se alargue, que las personas mayores aporten su conocimiento y experiencia en las empresas, y que se cree valor económico y social a través de actividades productivas, comerciales y no comerciales. Una parte de la atención económica se enfoca en las personas actualmente jubiladas con capacidad adquisitiva alta y con una esperanza de vida prolongada, para las que se anticipa un conjunto de actividades, productos y servicios de  consumo,  ocio, cuidado y atención sanitaria; y  abarca sectores como salud, vivienda, turismo,  banca, energía o telecomunicaciones.

  1. Un nuevo paradigma: tradicionalmente, la vejez se ha relacionado con enfermedad, dependencia y jubilación. Este sigue siendo el imaginario social más común sobre la vejez. Las políticas y programas que se atienen a este modelo, sin embargo, no se ajustan a la realidad. Muchas personas mayores de 60 años continúan activas, tanto en el trabajo formal como en el informal. Las contribuciones no remuneradas de las personas de edad avanzada en el hogar (como el cuidado de los niños y de las personas enfermas) permiten a los miembros más jóvenes de la familia comprometerse en el mercado de trabajo remunerado. En todos los países, las actividades de voluntariado protagonizadas por las personas mayores constituyen una importante contribución a la sociedad. La longevidad plantea el desafío de vivir con capacidad de decisión y con sentido pleno la última etapa vital, y esto requiere un cambio de mirada sobre la vejez.

Los retos propios del envejecimiento, como un asunto global y local, se entrecruzan con el resto de desafíos que el momento actual nos plantea. En su XII Curso de Verano[9], la asociación HelduakAdi!  situaba el envejecimiento en relación con la prevención sanitaria, el cambio climático, el contexto económico europeo, las pensiones, el modelo de gobernanza, el aprendizaje a lo largo de la vida, la inmigración, los cuidados de larga duración y el enfoque de la vida plena. Rafael López-Arostegi, del Departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno Vasco, señalaba en dicho espacio que las políticas actuales para personas mayores se dirigen a las personas con dependencia (el 20%), y que los procesos impulsados desde las mesas de diálogo civil se orientan a incluir al 80% restante, las personas mayores autónomas. En su diagnóstico, el Gobierno Vasco ve la necesidad de adecuar el estado de bienestar a los retos demográfico-social, tecnológico-digital y ecológico-ambiental. Se plantea un modelo de bienestar de responsabilidad pública y colaboración entre sectores (público, privado-lucrativo, privado-social y comunidades-familias) orientado a desfeminizar y desfamiliarizar los cuidados.

  1. Personas mayores en el tercer sector social:

¿Y cómo es ser mayor en el tercer sector social? Las personas mayores ocupan distintos espacios en las organizaciones sociales. De acuerdo con los datos del Libro Blanco de 2020, un 35,8% de las entidades del Tercer Sector Social de Euskadi (en adelante, TSSE) atienden a personas mayores a través de diferentes servicios y actividades. Es decir, tienen, por un lado, una posición de destinatarias. Las limitaciones derivadas del envejecimiento, las situaciones de dependencia derivadas de enfermedades, discapacidad o problemas de salud mental hacen a las personas mayores especialmente vulnerables y necesitadas de cuidados. Un 3,6% de  entidades  del sector[10] tienen como destinatarias de su intervención a las personas mayores en situación o riesgo de dependencia.  La crisis de cuidados y la necesidad social y política de respuesta a la misma genera una búsqueda de soluciones coordinadas entre administraciones públicas, tercer sector social y las propias personas destinatarias y sus familias, desde el enfoque de derechos humanos y calidad de vida.

Pero no solo hablamos de cuidados y dependencia. La atención a las personas mayores también tiene como foco la promoción del envejecimiento activo, el acompañamiento en el tiempo libre, la participación, y los proyectos de vida plena. Estas organizaciones son generalmente del ámbito social-transversal. Llamamos ámbito social-transversal a aquél que ocupan las organizaciones (36,5% del total)  dedicadas a la promoción de la igualdad y los derechos de colectivos en situación de vulnerabilidad (mujeres, mayores, personas pertenecientes a minorías étnicas, familias monoparentales, inmigrantes, personas LGTBIQ+ u otras). Se dedican mayoritariamente al desarrollo comunitario (información y orientación, sensibilización, articulación de la participación social, ayuda mutua). De estas entidades, el 26, 4% se centran en las personas mayores y la mayoría están formadas por ellas mismas. Son organizaciones que  suelen actuar en el nivel local, se dedican a actividades de ocio (35,1%), sensibilización (55,9%) y promoción y defensa de los derechos (17,2%), tienen equipos formados mayoritariamente por voluntariado, y generalmente con un presupuesto inferior a 12.000 euros. Y han sido promotoras y creadoras de iniciativas propias. Como voluntarias, las personas mayores de 65 años son un 21,8% del total; y en torno a 6 de cada 10 de ellas son mujeres.[11].

Las asociaciones formadas por las personas mayores eran inicialmente organizaciones en torno al ocio y el tiempo libre, o vinculadas a casas de cultura, con un objetivo lúdico y de socialización. Después han ido surgiendo otro tipo de iniciativas, relacionadas con la participación social, el activismo, la promoción del envejecimiento activo, las relaciones intergeneracionales o la incidencia comunitaria, civil y política. Entre las personas mayores se extiende una conciencia de sus posibilidades de participación y de aportación a la sociedad que toma forma organizada. No siendo propiamente tercer sector social, una forma conocida es la de los movimientos reivindicativos liderados por personas mayores en defensa de sus derechos (como las plataformas de pensionistas), que han aportado visibilidad social a las necesidades y demandas de las personas mayores. En sus denuncias ponen de manifiesto la brecha de género, la precariedad y la desigualdad entre pensiones, y también la relación entre salud, educación y seguridad social y la necesidad de un sistema de bienestar social público y fortalecido.   Al mismo tiempo, organizaciones sociales y conformadas por personas mayores construyen formas alternativas de envejecer, desde la participación voluntaria, la reflexión, el aprendizaje y la sensibilización.

Por otra parte, el envejecimiento también plantea en el TSSE el desafío del relevo generacional. Un buen número de personas profesionales en las organizaciones se están jubilando o lo harán en los próximos años. Es una pregunta para el sector cómo hacer este relevo, qué legado está quedando para las siguientes generaciones, cómo recoger la aportación de estas personas en un TSSE cambiante, qué valores se mantendrán, y qué papel tendrán en las organizaciones una vez que se jubilen. En nuestro breve de gestión de diciembre 2022 nos ocupábamos de este asunto[12].

  1. Percepciones sobre las personas mayores y reflexiones para una concepción de la vejez como etapa con sentido.

Decíamos más arriba que uno de los retos que se presentan a la vejez es, precisamente, el de cambiar su representación. La vejez se presenta a través de una serie de estereotipos, de ideas preconcebidas,  que producen rechazo: no queremos parecer mayores (a esto, técnicamente, se le ha llamado gerascofobia: el rechazo al propio envejecimiento). El imaginario social sobre las personas mayores las retrata como improductivas, obsesivas con el pasado, con vidas aburridas, incapaces de adaptarse a los cambios, portadoras de valores caducos; describimos a las personas mayores como enfermas, , incapaces, deterioradas, sin sexualidad, deprimidas, solas, con deterioro cognitivo y emocional, sin creatividad. Como colectivo, lo consideramos una carga, una demanda, y quizá incluso una provocación (desde la necesidad, la vulnerabilidad y la soledad). La socióloga Irene Lebrusán, del CENIE (Centro Internacional del Envejecimiento), comentaba en una reciente entrevista[13]: “tenemos una visión sobre la vejez muy pasiva. Se entiende que los 65 años son un umbral mágico que nos homogeneiza y convierte en carentes de necesidades y deseos. (…). ¿Cómo va a querer nadie ser parte de ese grupo tan desprestigiado?”. Plantea que la vejez se presenta como una categoría abstracta y sin diferenciaciones, inmutable y al margen del cambio social[14].

Ante estas representaciones, que van en contra de las imágenes triunfantes y normativas de eficacia, omnipotencia, productividad y éxito, se llegan a desarrollar conductas de maltrato y discriminación (personal, social e institucional). Se ha designado el 15 de junio como el Día de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez (reconocido como un problema de salud pública a nivel global), y se ha incorporado en el diccionario de la RAE el término Edadismo para reconocer la discriminación basada en la edad. Según el Bárometro UDP publicado en 2019 por la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España (UDP) una de cada cuatro personas mayores ha experimentado el edadismo en el ámbito sanitario[15].

Este tipo de narrativa, a menudo relacionada con la falta de espacios y relaciones intergeneracionales, convierte el aumento de la esperanza de vida y la longevidad (logros sociales) en una carga negativa. Y, por otra parte, elimina o neutraliza el desafío que las personas mayores nos lanzan: la responsabilidad de cuidar, el reto de aceptar la vulnerabilidad, la necesidad de diferenciar situaciones, la posibilidad de ralentizar el ritmo social.

Pero además estás imágenes sobre la vejez no se ajustan a la realidad de las personas mayores ni de lo que suponen para la sociedad. Ante los cambios sociales, las personas mayores han asumido (y siguen asumiendo) un protagonismo silencioso como figuras de apoyo afectivo y social considerable, así como un rol activo y participativo de solidaridad, de aprendizaje y de transmisión de conocimiento en las entidades del tercer sector social.

Por un lado, la mayor parte de las personas mayores viven en su propia vivienda (en Euskadi, el 96,17%[16]). Sostienen y apoyan económicamente a hijos y nietos[17], manteniendo una estructura de solidaridad familiar mayor que en otras sociedades de países más desarrollados económicamente. Han generado a lo largo de su vida una serie de bienes materiales que dejarán en herencia a la siguiente generación. Además de apoyar de manera instrumental (ayudas en cuidados, tanto a otras personas mayores enfermas como a niños y niñas), proporcionan afecto, tiempo, protección y seguridad. El apoyo que realizan como cuidadoras es mayoritariamente informal, sin soporte institucional; una tarea silenciosa y percibida como algo natural, sin reconocimiento. Son un elemento de referencia para la juventud y aportan apoyo emocional y psicológico; son los transmisores de la historia familiar[18]. Finalmente, muchas personas mayores realizan aportaciones desinteresadas como voluntarias en entidades del tercer sector social. Estas son actividades que proporcionan un sentimiento de satisfacción, una conciencia de participación y utilidad, y una sensación de sentido.

Las personas mayores desean seguir formando parte de sus comunidades durante todo el tiempo posible, contribuyendo de la misma forma (a veces incluso de forma más activa) en que lo hicieron durante edades previas. Es decir, el cambio demográfico se acompaña de un cambio social que afecta sobre todo a cómo se concibe la propia vejez. Estas personas son pioneras, porque redefinen la experimentación y la concepción de la vejez: deja de ser sinónimo de estar apartado de la sociedad. Desean envejecer en sociedad, y tienen mucho que aportar. Son personas que reconocen, definen y promueven una forma de habitar su propia vejez con conciencia, energía y sentido. Como una etapa que tiene valor en sí misma, y se trata de un valor personal y social. Personas que han vivido con autonomía y responsabilidad sus propias vidas y naturalmente desean seguir haciéndolo durante el tiempo que les queda por delante. Anna Freixas, presentando su libro “Yo, vieja[19]” comenta que las personas que son ahora mayores tienen que diseñar su vejez, definirla, porque no tienen referentes o modelos en los que apoyarse.

Una nueva visión sobre las personas mayores implica poner en valor sus aportaciones, generar espacios de aprendizaje y convivencia intergeneracional, promover una sociedad organizada desde los cuidados, y aceptar colectivamente los cambios, los ritmos, las posibilidades y las limitaciones que esta etapa vital trae consigo.

La OMS plantea que es el momento de instaurar un nuevo paradigma que considere a las personas mayores participantes activas y de pleno derecho de una sociedad que integra el envejecimiento, que las considera contribuyentes activas y beneficiarias del desarrollo.

Este paradigma implica considerar a las personas mayores participantes activas de una sociedad que integra el envejecimiento, y que las considera contribuyentes activas del desarrollo. Desde este paradigma se considera el envejecimiento activo como el proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen.  Se refiere a la participación continua en asuntos económicos, sociales, culturales, cívicas y espirituales (no solo física o laboral); recoge la capacidad de las personas mayores de contribuir con sus familias, semejantes, comunidades. Es decir, implica la salud mental y social además de la física, y tiene en cuenta la interdependencia y la solidaridad intergeneracional.

Es un planteamiento que considera los derechos humanos de las personas mayores[20] y los principios de independencia, participación, dignidad, asistencia y realización de los propios deseos. Reconoce el derecho de las personas mayores a la igualdad de oportunidades y de trato en todos los aspectos de su vida, y respalda su responsabilidad para participar en el proceso político y la vida comunitaria. Esto incluye el reconocimiento de las contribuciones de las personas ancianas que están enfermas, son frágiles y vulnerables y la defensa de sus derechos de asistencia y seguridad.

Un paradigma como este asume un enfoque intergeneracional,  reconoce la importancia de las relaciones familiares y el apoyo que se prestan entre sí los miembros y las generaciones en una familia. Fortalece la idea de una sociedad para todas las edades. Este paradigma desafía la perspectiva tradicional de que el aprendizaje es un asunto de niños y jóvenes, el trabajo de adultos y la jubilación un problema  de la vejez. Reclama programas que apoyen el aprendizaje a todas las edades y permita a la gente entrar o salir del mercado laboral para asumir papeles de cuidadores en distintas épocas de su vida. Defiende la solidaridad entre las generaciones y proporciona más seguridad a las y los niños, las madres y padres y las personas mayores. Tanto las propias personas mayores como los medios de comunicación pueden aportar una imagen nueva y más positiva del envejecimiento. El reconocimiento político y social de las contribuciones que las personas de edad hacen, y la inclusión de hombres y mujeres de edad en  papeles directivos puede apoyar esta nueva imagen y ayudar a deshacer estereotipos negativos. La educación tiene un papel importante: educar a las y los jóvenes con respecto al envejecimiento y prestar una cuidadosa atención al mantenimiento de los derechos de las personas de edad ayudará a dismInuir la discriminación y el abuso.

Además de la mirada del envejecimiento activo, otras personas y colectivos, como la asociación Helduak Adi!, plantean para la vejez el concepto y enfoque de Vida Plena – Bizitza Betea[21]: la acción, la vida activa que adquiere sentido en la medida en la que se pone al servicio de la satisfacción y el logro de nuestras necesidades básicas como personas en tránsito y desarrollo continuo. Además de la actividad práctica y productiva se consideran las capacidades humanas de placer, contemplación e imaginación como fuentes de bienestar personal. Como paradigma de envejecimiento, se propone no tanto mantener la actividad y la sensación de utilidad como el desarrollo personal constante y la posibilidad de nuevos descubrimientos. Se aspira a  que las personas mayores puedan elaborar y desarrollar proyectos de vida personalizados, que integren  el crecimiento personal, desde una visión global de todas las necesidades humanas, y el desarrollo comunitario y convivencial mediante la implicación y el compromiso en iniciativas de utilidad social que incidan en la mejora y el bienestar del colectivo de personas mayores y del conjunto de la sociedad. Esa aspiración a la “vida plena” es compatible con las limitaciones particulares y propias de la vejez (´crecer decreciendo`).

Este enfoque ha sido recogido en la Estrategia Vasca con las Personas Mayores 2021-2024[22], elaborada con las entidades del Consejo Vasco de Personas Mayores (formado por las asociaciones del TSSE Euskofederpen, Lares, Agijupens, Nagusiak, Las Cuatro Torres, Helduak Adi, Secot, Nagusilan).

¿Qué implica este paradigma en el  Tercer Sector Social?

-Conocer, apoyar y desarrollar el paradigma de los cuidados como modelo de organización social, no solo como disponibilidad para la atención directa, sino como enfoque colectivo integral (desde los modelos de intervención de atención centrada en la persona hasta las políticas sociales).

Propiciar  que las personas mayores puedan ser guías, mentoras, referentes, transmisoras de saberes, fuentes de conocimiento y sabiduría. Tanto en relación con saberes tradicionales como en aprendizajes más recientes (como es el caso, por ejemplo, de Izarbide, asociación de personas mayores voluntarias en informática[23]). Tanto en conocimientos instrumentales (oficios, costumbres y prácticas) como simbólicos (memoria histórica, conciencia política y experiencia vital): citamos aquí como ejemplo el proyecto Afromayores[24], en el que un espacio centrado en juventud e infancia (Espacio Conciencia Afro) pone la mirada en las generaciones mayores para rescatar la memoria de personas pioneras en la lucha contra el racismo y la presencia social de la comunidad negra.

-Favorecer y potenciar los espacios intergeneracionales: encuentros, actividades y propuestas que permitan participar juntas a personas mayores y jóvenes (Fundación Aspaldiko, Red de Mujeres Rurales de Alava..). La coexistencia de estas iniciativas desde el tercer sector social con otras de origen administrativo (como el proyecto del centro intergeneracional de Romo[25], o el proyecto de alojamiento compartido intergeneracional Kuvu[26]) puede ser muy fortalecedora en este sentido.

-Pensar y diseñar procesos de largo plazo desde la perspectiva del ciclo vital. La nueva longevidad nos pone delante la necesidad de pensar cómo abordar la última parte del recorrido vital no como algo breve, precario y urgente, sino como proceso cotidiano de ritmo lento y duración prolongada. Es una etapa con necesidades específicas: trae consigo limitaciones físicas, un cambio de ritmo, el cierre de la etapa productiva en el mercado de trabajo,  y la presencia más acentuada de la soledad. Esta fase vital tiene el cierre en el horizonte, y sin embargo puede ser prolongada. Entonces es preciso al mismo tiempo vivir con pleno sentido y asumir las limitaciones y la conciencia de la finitud. La mirada a la condición final de la vida implica diferenciar los distintos momentos de este proceso, la aceptación de los límites y la preparación para la muerte.

-Dar a conocer, defender y reclamar los derechos de las personas mayores, desde iniciativas de incidencia política, formación y sensibilización[27]. La mirada de derechos humanos y el enfoque colectivo del envejecimiento permitirán una manera de experimentar la vida más justa, digna y sostenible, tanto para las personas que son mayores ahora como para las que lo serán en el futuro. Un ejemplo reciente es  la campaña “DeletEdadismo, la edad es solo un número[28]”,  de la UDP, para visibilizar el edadismo y concienciar sobre una visión positiva de la longevidad y sobre el buen trato a las personas mayores. Esta campaña se enmarca en un proceso de concienciación educativa y crítica intergeneracional.

Educar y formar sobre envejecimiento activo, participación y derechos de las personas mayores  y enfoques de asistencia en la vejez a profesionales y personas voluntarias del tercer sector social, de servicios sanitarios y sociales, de urbanismo y arquitectura, y a la ciudadanía en general

-Mantener y potenciar los espacios de colaboración público-privada para cuidar la vida y fomentar la participación de las personas mayores. La iniciativa Ciudades Amigables-Euskadi Lagunkoia, por ejemplo, sigue la propuesta de envejecimiento activo de la OMS antes citada, incentivando la participación de las personas mayores para mejorar los barrios y entornos en los municipios. Un entorno amigable con las personas mayores reorganiza sus estructuras y servicios para que sean accesibles y adaptadas a las diferentes necesidades y capacidades de los individuos, fomentando su participación[29].

Conclusión

Para terminar, recordamos los principios que las Naciones Unidas proponen como marco político para el envejecimiento activo: independencia, participación asistencia, realización de los propios deseos y dignidad. Añadimos las aportaciones de Anna Freixas: libertad (espacio para la toma de decisiones, y la condición de no ser objeto de nuevos mandatos, especialmente las mujeres) y justicia (un reconocimiento de la situación de vulnerabilidad de las personas mayores y de sus necesidades). Traemos también la referencia que ofrece Marije Goikoetxea[30]: envejecer con sentido. Y los principios que propone la Estrategia Vasca con las Personas Mayores: igualdad, diversidad, equidad, autorrealización, co-creación y solidaridad entre generaciones.

Con todo ello, el TSSE tiene la oportunidad de contribuir a este cambio de paradigma, desde la participación de las personas mayores en las organizaciones (tanto las que son propiamente de y para las personas mayores, como en el voluntariado en general). Asimismo, la comunicación y los mensajes generados desde el sector pueden apoyar una narrativa más realista sobre el envejecimiento, subrayando las aportaciones de las personas mayores. En un horizonte de longevidad, las generaciones actuales y las próximas se beneficiarán de ello.

 

[1] Datos del Plan para la Década del Envejecimiento Saludable, Naciones Unidas, 2021

https://cdn.who.int/media/docs/default-source/decade-of-healthy-ageing/decade-proposal-final-apr2020rev-es.pdf?sfvrsn=b4b75ebc_25&download=true

[2] https://cdn.who.int/media/docs/default-source/decade-of-healthy-ageing/decade-proposal-final-apr2020rev-es.pdf?sfvrsn=b4b75ebc_28&download=true

[3] https://www.eustat.eus/elementos/la-poblacion-de-65-y-mas-anos-de-edad-de-la-ca-de-euskadi-se-ha-multiplicado-por-25-en-las-ultimas-cuatro-de

[4] Datos a 1-1-2020. inf0019081_c.pdf (eustat.eus)

[5]https://www.sanidad.gob.es/areas/promocionPrevencion/envejecimientoSaludable/fragilidadCaidas/docs/MONOGRAFICO_FRAGILIDAD_RESP_Accesible.pdf

https://medicina.uc.cl/publicacion/fragilidad-sindrome-geriatrico-evolucion/

[6] OMS, Envejecimiento activo: un marco político. 2002

[7] Violencia de género y mujeres mayores en Euskadi: visibilizando una vulnerabilidad opaca https://www.emakunde.euskadi.eus/contenidos/informacion/publicaciones_bekak/es_def/adjuntos/beca_2021_3.pdf

[8] OMS, op.cit.

[9] https://www.helduakadi.eus/es/resumen-del-xii-curso-de-verano-de-helduak-adi/

[10] Libro Blanco 2020 del TSSE, https://3seuskadi.eus/wp-content/uploads/LibroBlanco_DEF_2019-2020_es-comp.pdf

[11] Datos del Libro Blanco 2020: https://3seuskadi.eus/wp-content/uploads/LibroBlanco_DEF_2019-2020_es-comp.pdf

[12] https://3seuskadi.eus/breve/legado-y-relevo-generacional-en-el-tercer-sector-social-de-euskadi-un-reto-cercano/

[13] https://www.elmundo.es/papel/historias/2023/07/02/649ed131e4d4d896178b45ae.html

[14]

[15] https://mayoresudp.org/wp-content/uploads/2019/09/19100-19038-UDP-BM-INF-5-JUN_Edadismo-1.pdf

[16] Según datos del Eustat para 2020 en https://www.eustat.eus/estadisticas/tema_1280/opt_1/ti_panorama-estadistico-de-las-personas-mayores/temas.html

[17] Según datos del CIS del Barómetro 3207 en 2018: y

[18] M. Teresa Bazo, Aportaciones de las personas mayores a la sociedad. Análisis sociológico, REIS Nº 73,  1996.

[19] A. Freixas, “Yo, vieja: apuntes de supervivencia para seres libres”, Capitán Swing, 2021

[20] En coherencia con esta intención se ha aprobado en junio del 2023 el II Plan Nacional de Derechos Humanos https://www.mpr.gob.es/prencom/notas/Paginas/2023/060623-aprobacion-plan-derechos-humanos.aspx#:~:text=El%20Consejo%20de%20Ministros%20ha,con%20motivo%20del%20%C3%BAltimo%20Examen

[21] https://www.helduakadi.eus/es/envejecimiento-y-vida-plena/

[22] https://www.euskadi.eus/gobierno-vasco/-/noticia/2023/la-nueva-estrategia-vasca-personas-mayores-2021-2024-avanza-nueva-formulacion-vida-plena-mas-alla-del-envejecimiento-activo/

[23] https://izarbide.net/inicio/

[24] https://www.youtube.com/channel/UCiVO1VbdLZGCD-UwlTfpopw

[25] https://www.getxo.eus/DocsPublic/revistas/castellano/varios/centro_intergeneracional_cas.pdf

[26] https://www.irekia.euskadi.eus/es/news/87031

[27] Como, por ejemplo, HelpAge, red global de defensa de los derechos de personas mayores: https://www.helpage.es/

[28] https://mayoresudp.org/deletedadismo-la-edad-es-solo-un-numero/#:~:text=Con%20motivo%20de%20la%20conmemoraci%C3%B3n,de%20la%20Agencia%20Independiente%20Matchpoint.

[29]

[30] https://www.lavanguardia.com/vida/20230502/8923094/marije-goikoetxea-hemos-garantizar-libertad-decidir-edad.html