Autor/a: Raquel Martínez Buján. Departamento de Socioloxía e Ciencias da Comunicación de la Universidad de La Coruña. Vanesa Ressa. Coordinadora de Ascudean, asociación de familias cuidadoras y personas dependientes. Clara Natividad. Educadora social en el área de mujer de Fundación EDE.
Nº Breve: 04/2021

Todos los indicadores muestran que el Tercer Sector Social es un sector feminizado. Como señala el Libro Blanco del Tercer Sector Social de Euskadi, “pocas son las organizaciones (3,26%) que no tienen mujeres entre su personal remunerado y en ocho de cada diez ellas representan más de la mitad del personal contratado” (p.87). Los datos obtenidos en el Libro Blanco “ponen de manifiesto una presencia de mujeres muy por encima de la registrada incluso en los sectores tradicionalmente más feminizados” (p.87).

Esta mayor presencia de mujeres se constata en diferentes ámbitos. El más reciente Barómetro de 2019 indica que las mujeres constituyen el 70,5% del personal remunerado de las organizaciones (frente el 68,2% que señalaba el Libro Blanco), y el 59,5% del personal voluntario (frente al 56,5% que señalaba el Libro Blanco). Asimismo, el Barómetro también apunta que “aproximadamente  de  cada  10  personas  socias  6  son  mujeres  y  4  hombres” (p.24).

Los datos en el resto del Estado ofrecen resultados muy similares. Según el estudio “El Tercer Sector de Acción Social en España 2019” publicado por la Plataforma de ONG de Acción Social (POAS), “la presencia de mujeres contratadas en  el Tercer Sector es mayoritaria, alcanzando el 67,5%, o lo que es lo mismo 2 de cada 3 personas” (p. 46). Asimismo, este estudio también destaca la presencia de las mujeres entre el personal voluntario de las organizaciones, representando el 62% del mismo.

En este breve queremos reflexionar sobres las causas de esta feminización del sector y sus posibles implicaciones.

Las causas de la feminización del Tercer Sector Social

Esta gran presencia de mujeres en el Tercer Sector Social puede deberse a su histórica participación en aquellos ámbitos profesionales ligados a los cuidados, como los servicios sociales y la salud. En este sentido, tal como señala el informe “Tiempo para el cuidado. El trabajo de cuidados y la crisis global de desigualdad” publicado por Oxfam, las mujeres “realizan más tres cuartas partes del trabajo de cuidados no remunerado, y constituyen dos terceras partes de la mano de obra que se ocupa del trabajo de cuidados remunerado” (p.14).

Los datos en Euskadi dentro del Tercer Sector Social parecen corroborar lo anterior. El Libro Blanco señala que la tasa de mujeres que trabajan de forma remunerada, del 68,2% en el conjunto del sector, aumenta en ámbitos como el de Servicios Sociales (69,78%) y Salud (82,46%), llegando al 92,75% cuando los colectivos atendidos son las personas en situación o riesgo de dependencia (p.87).

La mayoritaria presencia de mujeres en ámbitos ligados a los cuidados, es decir, a los trabajos reproductivos, y, en relación con ello, su amplia representación en el Tercer Sector Social, puede estar reproduciendo la naturalización del trabajo femenino como trabajo de ayuda.  Como señala Piñón, “las cualificaciones femeninas (las tareas de cuidados y servicios personales y sociales en nuestro caso) son, en parte, reconocidas como talentos naturales, adquiridos en el ámbito doméstico, como parte del proceso de socialización/construcción de la identidad femenina” (p.20).

1. Teniendo en cuenta lo anterior, ¿cuáles son en vuestra opinión las causas de la mayor presencia de la mujer en el Tercer Sector Social? ¿Por qué creéis que su presencia es mayor en este sector que en otros?

Feminización y precariedad del Tercer Sector Social

La percepción del trabajo de ayuda como trabajo improductivo – necesario, pero que no genera riqueza – y la relación entre aquel y el Tercer Sector Social, puede ser el motivo del comportamiento del mercado de trabajo en este sector. Según Piñón, “en el mundo de la solidaridad los perfiles de los trabajadores coinciden con los “recursos” menos preferentes del mercado de trabajo: jóvenes, mujeres y personas de más de 55 años” (p.20).

Este comportamiento del mercado de trabajo puede estar detrás de una menor valoración y, como consecuencia, de una remuneración inferior de las personas trabajadoras del tercer sector con respecto a otros sectores, a pesar de su relevante peso en la economía, sin mencionar la importante labor social que desempeña.

Así, según Piñón “nos encontramos ante una realidad de trabajo socialmente útil, pero ni valorizada en la lógica mercantil ni tampoco en el imaginario colectivo” (p.22).

Además, parece que esta precarización de las condicionales laborales del Tercer Sector Social con respecto a otros sectores está afectando más en algunos aspectos a las propias mujeres. Así, según el Barómetro 2019, “el 32% del personal remunerado está contratado a tiempo parcial y las mujeres tienen 8 de cada 10 de esos contratos parciales (p.22)”.

La situación en este sentido es algo mejor en Cataluña donde, según el Anuari 2019, el 62% de los contratos parciales afectan a las mujeres. En el resto del Estado, las conclusiones son similares. El estudio de la POAS (2020) afirma que “a pesar de ser un sector de actividad profesional feminizado, en el que el 60%-70% del personal remunerado son mujeres, las condiciones de empleo de las mujeres son de menor calidad afectándoles en mayor medida, entre otros aspectos, las jornadas parciales o los contratos de duración determinada”.

Desde vuestra perspectiva y experiencia:

2. ¿Qué relación creéis que puede haber entre la feminización del sector y la peor calidad del empleo si lo comparamos con otros sectores?

3. Dentro del sector, ¿consideráis que las condiciones laborales de las mujeres son peores que las de los hombres? Si es así, ¿cuál creéis que es su causa?

4. ¿Qué otros implicaciones puede tener, para el tercer sector social y para las propias mujeres, la afirmación de que somos un sector feminizado?

Bibliografía

Canto A., Lopez-Aróstegui, R.; Romeo, Z. (2015). Libro Blanco del Tercer Sector de Euskadi. Bilbao: Observatorio del Tercer Sector de Bizkaia. Recuperado de: http://www.3sbizkaia.org/wp-content/uploads/1823_1_LibroBlancoTSSEuskadi2015.pdf

Coffey, C. et al. (2020). Tiempo para el cuidado. El trabajo de cuidados y la crisis global de desigualdad. Oxford: Oxfam. Recuperado de: https://oxfamilibrary.openrepository.com/bitstream/handle/10546/620928/bp-time-to-care-inequality-200120-es.pdf

Equipo del Observatorio del Tercer Sector de Bizkaia (2020). Barómetro 2019. Principales datos de las organizaciones del Tercer Sector Social de Euskadi. Disponible en: https://3seuskadi.eus/wpcontent/uploads/BAR%C3%93METRO_txostena_2019_cas.pdf

Fernández, M.; Otero, L. y Guerrero, C. (2019). Anuari de l’Ocupació del Tercer Sector Social de Catalunya 2019. Barcelona: La Confederació Empresarial del Tercer Sector Social de Catalunya. Recuperado de: http://www.laconfederacio.org/wp-content/uploads/2020/10/ANUARI-CATALUNYA-2019-_FINAL-DIGITAL.pdf

Gómez Crespo, M.L. (coord.) (2020). El Tercer Sector de Acción Social en España 2019. Nuevos horizontes para un nuevo contexto sociopolítico. Madrid: Plataforma de ONG de Acción Social. Recuperado de: https://www.plataformaong.org/ARCHIVO/documentos/biblioteca/1583424466_informe-poas-completo.pdf

Piñón, J. (2011). Sobre el por qué de la feminización del Tercer Sector. Lo que el género desvela. Revista española del tercer sector, 16, 17-46. Recuperado de: https://www.accioncontraelhambre.org/sites/default/files/documents/rets_16.pdf