Fecha: 07/05/2021
Fuente: Deia
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El voluntariado en Euskadi tiene rostro de mujer. Son mayoría en las entidades del Tercer Sector, sin embargo, son minoría en los puestos de liderazgo y la toma de decisiones. Esta es una de las principales conclusiones de Mujeres y voluntariado, un estudio sobre la participación de las mujeres en el voluntariado y otras formas de participación social en la Comunidad Autónoma Vasca desde la perspectiva de género, elaborado por el Gobierno vasco.

“En el voluntariado hay más mujeres que hombres, pero la responsabilidad en los espacios de toma de decisiones no se corresponde con la realidad. Al final, en las asociaciones se reproducen los roles de la sociedad”, corrobora Charo Martínez, voluntaria en la asociación Lagael, desde donde ayuda a que mujeres con problemas de adicciones logren su autonomía y se empoderen. “Las organizaciones no son algo ajeno a la sociedad y tienen ciertas carencias como la sociedad misma”, coincide Yolanda Corres, voluntaria de Bizitegi.

El estudio indica que las mujeres identifican que ocupar puestos de decisión va directamente relacionado con tener o no tiempo para ello y tener cierta formación o cualificación. “Se identifica un claro techo de cristal en las direcciones de las entidades, de manera muy especial cuando son entidades grandes y cuando disponen de estructuras como patronatos o con direcciones profesionales. En este tipo de entidades grandes, las mujeres están más presentes en mandos intermedios”, explica el documento del Gobierno vasco.

Según el estudio realizado por el Gobierno vasco, la presencia de hombres en las labores de voluntariado es más evidente desde los 40 años, mientras que la mayoría de las mujeres tienen entre 18 y 29 años o más de 50. Estos datos indican una importante influencia del trabajo de cuidados a la hora de realizar labores de voluntariado.

 

Yolanda Corres.

“Yo empecé a hacer voluntariado cuando mis hijos se hicieron un poco mayores. La falta de tiempo, la saturación del trabajo y la falta de energía son las principales razones por las que las mujeres no hacemos voluntariado o lo dejamos en un cierto momento de nuestra vida. Las mujeres hoy en día cargamos todavía con mucho trabajo de cuidados, estamos en el mundo laboral y aparte tenemos a nuestro cargo muchas tareas de cuidados. Aunque se ha avanzado en esta tarea de cuidados, todavía tenemos que aprender, tanto hombres como mujeres; las mujeres, a delegar más, y los hombres, a adquirir más compromiso”, manifiesta Yolanda.

Psicóloga de profesión, esta mujer participa en el proyecto Borobiltzen, dirigido a mujeres sin hogar. “Nos reunimos una tarde a la semana, es un grupo de apoyo, un sitio donde sentirse escuchada, compartir experiencias, tener la oportunidad de establecer vínculos positivos y de aprender de nosotras mimas”, apunta la voluntaria de Bizitegi.

DIFERENTES ROLES

Las mujeres invierten una media de siete horas a la semana en tareas de intervención directa o combinada con tareas de gestión y administración. Donde hay mayor diferencia entre hombres y mujeres es con respecto a las tareas de intervención directa, donde ellas son ampliamente mayoría. Por el contrario, apenas realizan tareas de mantenimiento, que son desempeñadas básicamente por hombres.

En los grupos de discusión y entrevistas realizadas para el estudio, se señala que las tareas más monótonas y solitarias son las tareas administrativas y que las realizan en mayor parte las mujeres, aunque también haya presencia de hombres. Se considera que efectivamente sí existe un cierto sesgo de género, ya que las mujeres reproducen el “rol cuidador” en tareas de acompañamiento y en la propia recepción de la entidad. Hay tareas más creativas, como la impartición de talleres y otras con un cierto grado de incidencia mediática, que se consideran con más valor a nivel interno y que son ejercidas mayoritariamente por hombres.

 

Charo Martínez.

Aunque la satisfacción personal y el desarrollo personal son motivaciones que se reconocen tanto en las mujeres como en los hombres, cuidar a las personas, solidaridad, acompañamiento, devolver la ayuda… son motivaciones identificadas mayormente en las mujeres. “Todo este voluntariado me aporta un crecimiento personal muy importante a nivel humano, a nivel de conocimientos, formación, de contacto con otras formaciones. Yo creo que es importante porque hay muchísimas necesidades y carencias a las que las instituciones es muy difícil que lleguen, la labor del voluntariado es muy importante y es vocacional, es de calidad y de calidez. El voluntariado contribuye a mejorar la sociedad”, explica Charo.

“Siempre digo que el voluntariado tiene un doble sentido, aparte de lo que aportamos en las organizaciones, las personas voluntarias necesitamos un poco hacer esta labor, necesitamos un poco, tenemos una necesidad de enriquecer nuestras vidas, sentir que aportamos nuestro granito de arena para cambiar la sociedad”, sostiene, por su parte, Yolanda.

Iratxe Iglesias, voluntaria en Gorabide, explica que “llegó un momento de mi vida en que los fines de semana tenía muchos tiempos muertos y a mí no me gusta estar parada”. Fue entonces cuando se animó a hacer voluntariado. “Estoy con grupos de tiempo libre los sábados por la tarde, es sobre todo ocio, es superdivertido, es como si estuvieras en una cuadrilla de amigos divirtiéndote los fines de semana. Lo que recibo a cambio no se paga con dinero”, asegura. Asimismo, considera que “se aprende muchísimo. Aprendes cosas que no se aprenden en otro sitio. En general, nos cuesta relacionarnos con gente diferente a nosotros, pero eso aquí no pasa. Somos un grupo y es todo sincero, no hay dobles juegos”, concluye.

“La labor del voluntariado es muy importante y vocacional; es de calidad y calidez”

CHARO MARTÍNEZ

Voluntaria de la Asociación Lagael

“Tenemos que aprender; las mujeres, a delegar más, y los hombres, a adquirir compromiso”

YOLANDA CORRES

Voluntaria de Bizitegi