Fecha: 18/05/2020
Fuente: Fantova.net
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A la hora de pensar en la reconstrucción que se plantea a partir de la emergencia general provocada por la pandemia de la covid-19, podemos distinguir, simplificando, al menos, los siguientes grupos de agentes y estructuras a tener en cuenta (entendiendo por agentes, fundamentalmente, a las personas, las familias o las comunidades y denominando estructuras, al menos, a las empresas, las administraciones y otras organizaciones):

  1. Agentes y estructuras que no han dejado de crear valor y participar en transacciones.
  2. Agentes y estructuras que han parado (más o menos) y tienen altas probabilidades de volver a crear valor con la misma actividad y de volver a participar en similares transacciones.
  3. Agentes y estructuras, que han parado, con altas probabilidades de volver a crear valor y participar en transacciones similares, cambiando de actividad.
  4. Agentes y estructuras con bajas probabilidades de volver a crear valor como antes y participar en transacciones similares a las que tenían.

Estos agentes y estructuras participan, básicamente, en tres tipos de transacciones que se trenzan circularmente y que simbolizaremos con las siguientes expresiones:

  1. Tú me vendes, yo te pago (intercambios de mercado).
  2. Tú me pagas impuestos, yo te atiendo (ejercicio de derechos).
  3. Hoy por ti, mañana por mí (reciprocidad comunitaria).

En el grupo 1, estarían agentes como Alberto (cuidador principal de su madre, Eulogia, en transacciones tipo c) o María (policía municipal, tipo a) y estructuras como la Diputación Foral de Bizkaia (b) o la tienda de ultramarinos cercana a mi casa (a). Estos agentes y estructuras no han visto seriamente afectadas sus actividades y transacciones, en las que han seguido y van a seguir aportando valor a muy diversas destinatarias (Eulogia, la Policía Municipal, la ciudadanía de Bizkaia o mi vecindario). Necesitan, entre otras muchas cosas, por ejemplo, una fiscalidad justa, progresiva y eficiente que les permita contribuir a satisfacer las necesidades de otros agentes y estructuras que han tenido menos suerte (en transacciones de tipo b) y una oferta cultural (a, b, c) que les ayude a interpretar el mundo y sus cambios a partir de la pandemia.

En el grupo 2, estarían, por ejemplo: Javier, fisioterapeuta autónomo a domicilio (a); Nekane, voluntaria contra soledad de personas mayores (c); el restaurante que veo desde mi balcón (a) o el centro de día del sistema público de servicios sociales que está dos calles más arriba (b). Estos agentes y estructuras, antes o después y con más o menos adaptaciones, podrán volver a aportar valor a sus destinatarias. Necesitan, en algunos casos, por ejemplo, prestaciones económicas públicas mientras estén interrumpidos sus cobros o algún tipo de asesoramiento o acompañamiento para la adaptación y reinicio de su actividad, teniendo en cuenta distintos escenarios posibles (como nuevas paralizaciones o diversas restricciones).

En el grupo 3, estarían, por ejemplo: Miguel, que ha enviudado en la pandemia (c); Juana, que solía trabajar, en la temporada turística, en un hotel de la costa mediterránea (a); una fundación dedicada principalmente al ocio infantil internacional (c) o un centro de atención primaria de servicios sociales (b). En este grupo nos encontramos con capacidades y activos valiosos, que merece la pena conservar y cuidar, si bien para actividades diferentes de aquellas en las que se venían utilizando: Miguel deberá reconstruir su red de relaciones primarias, Juana podrá llegar a trabajar como cuidadora profesional en los servicios sociales, la fundación seguirá beneficiando a la infancia de otra manera y el centro de servicios sociales (en un hipotético escenario de reorganización de la política de ingresos mínimos) sustituirá la predominante tramitación administrativa de prestaciones de dinero o en especie para la subsistencia material por el acompañamiento personalizado y la intervención comunitaria basadas en el conocimiento. Estos agentes y estructuras necesitan, por ejemplo, al menos, orientación cualificada, recursos económicos , apoyo profesional e impulso político para poder hacer esos tránsitos, y hacerlos bien, en un plazo razonable.

En el grupo 4, tenemos, por ejemplo: a Pedro, cuyo deterioro cognitivo y, en general, funcional se agravó bastante en las semanas del confinamiento en la residencia en la que está ingresado, afectando a su conexión con su sobrina Julia, única relación primaria que tiene (c); a María Jesús, de 62 años, que solía hacer sustituciones en una subcontrata de limpieza de un aeropuerto (a); a una fundación dedicada a la atención residencial de personas mayores de una orden religiosa cuyos monjas tienen una media de edad de 75 años (c) o a una empresa de dos socios dedicada a labores auxiliares en la organización de conciertos de rock (a). Estos agentes o estructuras no van a poder volver a aportar valor en las actividades o a participar en las transacciones que conocen. Son y seguirán siendo insustituibles por su aportación a la sociedad y todas las personas citadas (Pedro, María, las monjas y los socios) merecen unos poderes públicos que garanticen, en cualquier caso, la satisfacción de sus necesidades para siempre.

Resulta endiabladamente difícil el gobierno del proceso (o de los procesos) de reconstrucción (que es reconstrucción adecuada de actividades, estructuras, transacciones y funcionamientos), como mínimo, en aspectos como los siguientes:

  • La necesaria pero arriesgada apuesta por cambios significativos en el modelo productivo (para su eficiencia, equidad y sostenibilidad) en lo tocante al peso relativo y a la integración de los diferentes sectores de actividad (turismo, servicios sociales, construcción, sanidad, agricultura u otros) en diferentes marcos territoriales, necesariamente apoyada en la generación de conocimiento y la innovación tecnológica.
  • La financiación suficiente, ágil y justa de las políticas públicas y, específicamente, la disyuntiva entre impuestos (repartir la carga entre los actuales agentes y estructuras) o endeudamiento (intentar transferirla a futuros agentes o estructuras) en el marco local, regional, estatal, europeo o global (controlando el riesgo de inflación, es decir, de pérdida de valor del dinero), entendiendo, obviamente, las diferentes competencias correspondientes a cada uno de esos niveles.
  • El papel que, en general y en cada sector y enclave, tendrán los poderes públicos, las empresas mercantiles, las organizaciones solidarias o la comunidad y la manera de articular las tomas de decisiones, la formación de sujetos políticos colectivos, la construcción de ciudadanía y los mecanismos de construcción de confianza y legitimidad en la gobernanza de la sociedad.

Y ahora, querida lectora, querido lector, ponte el velo de la ignorancia de John Rawls e imagina que, meses atrás, alguien te dice que, en la primavera de 2020, sucederá un acontecimiento, cuya naturaleza no puedes conocer, que va a fragmentar la sociedad en esos cuatro grupos y que no tienes forma de saber en cuál te va a tocar estar: ¿cómo mapearías la reconstrucción?

(Esta entrada se beneficia de trabajos de asesoramiento estratégico, en curso, con instituciones públicas y organizaciones solidarias radicadas principalmente en Cataluña, el País Vasco, La Rioja, Navarra y Madrid.)