Las mujeres gitanas no sólo sufren discriminación por su género, sino también por su etnia y, en muchos casos, por su situación de pobreza. Es lo que se denomina discriminación interseccional. Esta es la realidad que nos acerca Carmen Silva, directora de la Federación de Asociaciones de Mujeres Gitanas (FAKALI), quien considera que la discriminación que afecta a las mujeres gitanas es compleja y multifacética. «Se enfrentan a una doble y hasta triple discriminación«, advierte en una entrevista con este periódico.
En primer lugar, las mujeres gitanas sufren discriminación por ser mujeres, «lo que las expone a las desigualdades de género que afectan a la sociedad en general. Segundo, por ser gitanas, lo que las coloca en una situación de marginalización adicional debido a los estereotipos y el racismo estructural que enfrentan. Y tercero, por la situación de pobreza que muchas de ellas experimentan, lo que agrava aún más su exclusión social», explica Silva.
Así, esta discriminación interseccional no sólo afecta sus oportunidades laborales o educativas, sino que tiene un impacto profundo en su bienestar psicológico, sus relaciones personales y su calidad de vida. «Como resultado, estas mujeres experimentan barreras significativas en casi todos los aspectos de sus vidas, desde el acceso a un empleo digno hasta la protección contra la violencia de género», comenta Silva.
Por acabar con esta injusta problemática, el pasado lunes, representantes de FAKALI mantuvieron una reunión con la ministra de Igualdad, Ana Redondo, en la sede del Ministerio, para exponer la situación de vulnerabilidad y discriminación a la que se enfrentan las mujeres gitanas en España. En el encuentro, se destacó la necesidad de implementar un Plan Nacional Integral de Actuación para Mujeres Gitanas, que sea elaborado en colaboración con las comunidades autónomas y entidades locales. «Este plan debe contemplar medidas específicas en áreas como el empleo, la educación, la salud, la vivienda y el género«, señala la directora de FAKALI.
Asimismo, Silva destaca la importancia de incorporar el principio de igualdad de trato y de combatir el antigitanismo como un eje transversal de cualquier política pública: «Es fundamental que este plan aborde de forma integral las múltiples discriminaciones que enfrentan las mujeres gitanas, situándolas en el centro de las políticas públicas«, dice.
Violencia de género y machismo en la comunidad gitana
Uno de los puntos más críticos que FAKALI ha destacado durante la reunión con la ministra es la necesidad de combatir la violencia de género que sufren las mujeres gitanas. El machismo y la violencia de género afectan a todas las mujeres, pero para las mujeres gitanas, la situación es más compleja debido a su vulnerabilidad ante el racismo y la exclusión social.
«La falta de estudios y datos específicos sobre mujeres gitanas víctimas de violencia de género es un reflejo de la invisibilización de esta realidad. Esta carencia de información dificulta la implementación de políticas efectivas que aborden sus necesidades particulares», explica Carmen Silva.
Por ello, para combatir esta violencia, FAKALI ha propuesto crear el primer modelo de intervención específico para mujeres gitanas. Además, insisten en la necesidad de «aumentar las campañas de sensibilización, que no sólo promuevan una imagen positiva de las mujeres gitanas, sino que también incluyan contenidos que aborden el machismo y la violencia de género, adaptados a las especificidades culturales», apunta.
Inserción laboral: un camino hacia la igualdad
Otro de los temas cruciales en la reunión fue la inserción laboral de las mujeres gitanas. La desigualdad de oportunidades en el acceso al empleo sigue siendo una barrera importante. Los estereotipos negativos y la falta de sensibilización entre las personas que ofrecen empleo dificultan la contratación de mujeres gitanas, que a menudo también se enfrentan a dificultades para acceder a programas de formación adecuados.
En este sentido, FAKALI ha lanzado iniciativas como el programa Empleakalí, que busca mejorar las competencias digitales y profesionales de las mujeres gitanas, facilitando su acceso al mercado laboral. Sin embargo, como señala Silva, «es necesario un compromiso más amplio por parte del gobierno y las empresas para que estas mujeres puedan competir en igualdad de condiciones».
Propuestas para un Plan Nacional Integral
Durante el encuentro con la ministra Ana Redondo, FAKALI presentó varias propuestas clave para desarrollar un Plan Nacional Integral para Mujeres Gitanas. Entre estas propuestas se encuentran el mejorar la formación de las personas que trabajan con la comunidad gitana, para evitar sesgos y malentendidos que perpetúan la discriminación. Así como incorporar el factor étnico en estudios y estadísticas futuros, para superar el vacío de información que invisibiliza a las mujeres gitanas.
Además, también resulta vital incluir en los currículos escolares contenidos que prevengan el machismo y la violencia de género, adaptados a las diferentes realidades culturales; y establecer un sistema de seguimiento estadístico que refleje la situación actual de las mujeres gitanas en áreas clave como el empleo, la salud, la vivienda y la educación.
La puesta en marcha de este plan es esencial para garantizar que las mujeres gitanas puedan disfrutar plenamente de sus derechos. «Sin igualdad de trato y sin un compromiso claro contra el antigitanismo de género no es posible avanzar hacia una sociedad más justa y equitativa«, concluye Carmen Silva.
Encuentro de mujeres gitanas en Bilbao
Además, un grupo de 17 mujeres gitanas de diversas regiones de España —Euskadi, Navarra, Cataluña, Andalucía y Madrid— y procedentes de distintas profesiones, como mediadoras interculturales, abogadas, ilustradoras y promotoras de salud, se reunió el pasado lunes en Bilbao para reivindicar la importancia de luchar por los derechos del Pueblo Gitano desde sus propias experiencias de vida y la opresión histórica que han sufrido. Este encuentro se gestó tras el I Congreso Internacional de Antigitanismo de Género, celebrado también en Bilbao en octubre de 2022.
Las mujeres denunciaron la discriminación estructural que sigue afectando a la comunidad gitana, exigiendo el pleno acceso a sus derechos en igualdad de condiciones con el resto de la ciudadanía. Reivindicaron su lucha como una resistencia propia, diferente de los feminismos hegemónicos, enraizada en una historia de supervivencia frente al racismo, la pobreza y la exclusión. «Estamos aquí porque somos hijas de nuestras madres, nietas de nuestras abuelas», señalaron, poniendo de manifiesto el orgullo de haber transformado su dolor y rabia en una fuerza política.