El Observatorio Vasco del Tercer Sector Social ha publicado su Barómetro 2023, un informe que nuevamente revela datos clave sobre el crecimiento y la evolución del sector en Euskadi. En total, 438 organizaciones han participado en el estudio.
Según el Barómetro 2023, ha habido un incremento significativo en el número de entidades, así como en su impacto económico y social. Concretamente, el Tercer Sector Social de Euskadi está compuesto por 4.259 organizaciones, marcando un aumento desde el último Barómetro en 2021. Estas entidades manejan un volumen económico de 2.045 millones de euros, representando el 2.4% del PIB vasco, y emplean a aproximadamente 45.624 personas mientras canalizan la acción de 168.291 personas voluntarias.
La mayoría de las organizaciones (61.1%) combinan la provisión de servicios con actividades de incidencia social, enfocándose en áreas como la inclusión social, la educación, y la salud. Además, el sector muestra una alta tasa de feminización, con una presencia predominante de mujeres tanto en roles remunerados como voluntarios.
Otro de los aspectos que se destacan en el informe es la diversidad de las áreas de actuación, siendo las más prominentes los servicios sociales y la promoción de derechos, evidenciando el compromiso del sector con grupos vulnerables como mayores, personas migrantes o mujeres. El estudio también resalta que el 86,4% de las organizaciones lleva a cabo actividades de sensibilización y que las organizaciones jóvenes con menos de 5 años de antigüedad representan a cerca del 20% de organizaciones del TSSE. Este último dato es un indicativo de la vitalidad de la iniciativa social para generar estructuras que vehiculicen la participación social.
Retos futuros
Los principales retos a los que se enfrenta el Tercer Sector Social de Euskadi, según el Barómetro 2023, incluyen desafíos tanto de carácter económico como social. Más del 30% de las organizaciones ven la sostenibilidad económica y social como un desafío crucial, destacando la necesidad de diversificar fuentes de financiación y de crear espacios robustos para la participación ciudadana, especialmente para reforzar el voluntariado. Asimismo, un aspecto significativo es la sensibilización y el reconocimiento de la labor del sector por parte de la sociedad civil, subrayando la importancia de comunicar efectivamente su impacto social y los desafíos que abordan. Además, fortalecer tanto las relaciones internas entre organizaciones como las externas con otros agentes sociales es esencial para formar alianzas estratégicas y avanzar en la estructuración del sector. Finalmente, se identifica la necesidad de adaptarse a cambios continuos y emergentes en la sociedad, lo cual incluye la transformación digital y la innovación social como áreas clave para el desarrollo y la eficacia continuada del sector.
Puedes consultar el informe en este enlace: