La Economía Social vive en los últimos años un período de reconocimiento internacional. Diferentes instituciones internacionales han destacado el funcionamiento de este modelo empresarial, que en nuestro país también vive un momento pujante. Pero, ¿qué aporta la Economía Social a la sociedad? ¿Es diferente su comportamiento al de otro tipo de empresas? Con el objetivo de mostrar y cuantificar el impacto de la Economía Social, la Confederación Empresarial Española de Economía Social (CEPES) presentó hace unas semanas la tercera edición del estudio «Análisis del Impacto Socio Económico de los Valores y Principios de la Economía Social en España«.
“El comportamiento de las empresas y entidades de la Economía Social es diferente al comportamiento de las empresas mercantiles, y se traduce en un crecimiento económico más inclusivo, que proporciona una mayor estabilidad y que reduce significativamente las desigualdades. Además, son empresas con un fuerte compromiso con el territorio, lo cual provoca una importante contribución a la cohesión social y a la cohesión territorial”, afirmó Juan Antonio Pedreño, presidente de CEPES, en la presentación del informe. Los resultados obtenidos confirman un comportamiento diferente que genera valor social.
Empleo más inclusivo y estable, y actor clave en el sector de los cuidados
Según la investigación, la Economía Social incorpora, en mayor medida que la economía mercantil, colectivos de trabajadores con dificultades específicas de acceso al empleo. En la llamada Economía Social de mercado el empleo inclusivo supone un 27,7% del total de las plantillas frente al 22,1% en las empresas mercantiles. Junto a ello, la Economía Social presenta mayor estabilidad en el empleo y menor dispersión salarial, esta última sobre todo debida a una mayor contención en los salarios de puestos de alta dirección y alta cualificación. También los resultados muestran mayores niveles de igualdad en las empresas (con, por ejemplo, mayores sueldos de las mujeres y menores diferencias salariales entre hombres y mujeres).
Por otro lado, según el estudio, la Economía Social contribuye también a la cohesión territorial. Mientras que la mayor parte de empresas mercantiles se localizan en grandes ciudades (y con ellas el empleo que generan), la Economía Social se ubica de manera mayoritaria en municipios menores de 40.000 habitantes, generando actividad y empleo. Esta localización tiene efectos positivos sobre la economía rural, favoreciendo la diversificación y mejorando la competitividad de las zonas rurales.
Los datos del estudio muestran que la distribución sectorial de las empresas de la Economía Social presenta una mayor dispersión por sectores. No obstante, claramente, la Economía Social se posiciona como un actor clave en el sector de los cuidados y otros servicios sociales, sonde su peso en el conjunto de las empresas privadas alcanza el 43%.
Primacía de las personas y fin social
En el período 2017-2021, la economía Social ha ganado peso relativo en casi todas las comunidades autónomas y en la mayoría de sectores de actividad. Un peso que el informe cuantifica en 11.023 millones de euros anuales de beneficios totales (directos e indirectos) que los principios de la Economía Social aportan a la sociedad. Y proponen un ejemplo: si la Economía Social se comportase como la economía mercantil en su política de contratación, más de 181.000 personas trabajadoras pertenecientes a algún colectivo con dificultad de acceso a la ocupación perderían su empleo.
Actualmente, la Economía Social en España cuenta con más de 43.000 empresas, 2.5 millones de empleos y una facturación del 10% del PIB. El comportamiento diferencial de la Economía Social es consecuencia de los principios que comparte este sector, vinculados a una primacía de las personas y del fin social sobre el capital. Principios compartidos por las finanzas éticas que constituyen una importante aportación a la cohesión social y territorial.