Fecha: 05/06/2020
Fuente: El Correo
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El primer equipamiento en reabrir será Artxanda, con aforos restringidos y sólo se podrá acceder con cita previa.

Este verano va a ser muy distinto a cualquier otro por muchos motivos: porque mucha gente se va a quedar en la ciudad y no se irá de vacaciones, porque las playas tendrán un uso restringido, porque la amenaza del Covid-19 seguirá ahí… «Será un verano atípico», asume el alcalde de Bilbao. Por eso es tan importante articular un plan para devolver la vitalidad a la ciudad. El Ayuntamiento ha dado este viernes un paso en esa dirección al presentar su plan para la reapertura de los polideportivos. Será gradual, con muchas limitaciones, con cita previa… Pero dará alivio al personal. Sobre todo, el regreso a las piscinas, que en Artxanda abrirán ya el lunes con espacios parcelados para tomar el sol y a un 30% de su capacidad.

Esta aproximación a la normalidad es posible porque ya se han liberado los cinco equipamientos de Bilbao Kirolak que han estado acogiendo a 328 personas sin techo (305 hombres y 23 mujeres) durante las semanas de confinamiento. Se trata, en concreto, de los polideportivos de Rekalde, Txurdinaga, Bilbao Arena, Deusto y La Casilla. Según reveló Aburto, «el fin de semana pasado se comenzaron a vaciar» algunos de ellos. El último fue el de La Casilla, este viernes mismo. Hay que tener en cuenta que a esos tres centenares de personas hay que sumar, recordó el alcalde, unas 200 más que ocupan los «dispositivos permanentes» que existen en la ciudad.

¿Qué se va a hacer con toda esa gente? El concejal de Acción Social, Juan Ibarretxe, apuntó que hay cuatro perfiles diferentes: quienes disponen de un alto grado de autonomía y, por lo tanto, sólo requerirán ayudas puntuales; quienes van a necesitar más apoyo; las que sufren un «alto nivel de vulnerabilidad» por padecer patologías físicas o mentales; y quienes «se puedan vincular a proyectos formativos» que les conduzcan a una vida autónoma. Hay que recordar que buena parte del colectivo sin hogar son jóvenes que no ven salidas cuando, tras cumplir 18 años, se quedan sin la protección de las administraciones.

En cualquier caso, los itinerarios diseñados para cada uno de esos cuatro colectivos son diferentes y van desde facilitarles techo y alimento en pisos compartidos, pensiones o en los equipamientos habituales, hasta acciones educativas. Ibarretxe destacó que esta crisis ha dado la oportunidad de conocer como nunca antes a este colectivo y trabajar con cada una de las personas de forma individualizada. Ahora, «la vuelta a la normalidad no puede ser para ellos la vuelta a la calle», remachó Aburto.

Recursos y convivencia

Es por eso que en el plan Bilbao Aurrera, consensuado por el gobierno municipal con todos los grupos de la oposición, se contempla una serie de medidas para impulsar la cohesión social valoradas en 2,2 millones. Para las personas sin techo hay un programa específico con el Gobierno vasco y el tercer sector valorado en dos millones con vocación de facilitar alojamiento temporal. A todo ello hay que sumar las Ayudas de Emergencia Social, otras para necesidades básicas de alimentación, tarjetas solidarias… Además, el Banco de Alimentos ha repartido comida a 16.281 personas de Bilbao durante esta emergencia.

El alcalde ha admitido que durante los últimos meses las cosas no ha sido fáciles y que en los primeros momentos sí se generaron conflictos entre las personas confinadas en los polideportivos que requirieron la actuación policial. Pero, a su juicio, el balance es muy positivo porque ha sido posible mantener «la disciplina y una buena convivencia» incluso en momentos que, a priori, se presentaban delicados como el Ramadán.