Grupo IMQ, en colaboración con la Asociación Argibe, ha puesto en marcha un programa de voluntariado en las residencias del grupo, que ya ha comenzado su andadura en el centro sociosanitario IMQ Igurco Unbe, en Erandio (Bizkaia). El objetivo es ofrecer acompañamiento emocional y social a las personas mayores residentes, a través de actividades como paseos, juegos, talleres y conversaciones significativas, que contribuyan a restablecer los vínculos sociales y mejorar su bienestar emocional.
Tal y como explica Santiago Canales, director general de IMQ Igurco, “el voluntariado se ha consolidado como una herramienta eficaz para combatir la soledad no deseada en las personas mayores. A través de programas de acompañamiento y actividades socioculturales, las personas voluntarias pueden ofrecer apoyo emocional y compañía, mitigando el demoledor sentimiento de soledad que sufren muchas personas mayores, ayudando a restablecer sus lazos sociales con la comunidad, devolviendo a las personas su sentido de pertenencia y, en definitiva, contribuyendo a mejorar su autoestima y su percepción de valía dentro de la sociedad en la que viven y de la que siguen formando parte”. La iniciativa, que cuenta con el respaldo de Grupo IMQ desde su inicio, pretende también involucrar tanto a las personas aseguradas de IMQ como al resto de la sociedad, creando una gran comunidad solidaria.
Por su parte, Josu Altuna, presidente de Argibe, subraya la importancia del acompañamiento voluntario como “una acción social destinada a paliar uno de los más graves y, a veces, silenciados problemas de nuestra sociedad: la soledad. Desde nuestra asociación, actuamos de manera profesionalizada para promocionar, formar y coordinar la acción del voluntariado en beneficio de todas las personas en situación de vulnerabilidad, contribuyendo así a una sociedad más solidaria”.
El impacto del voluntariado, añade Altuna, es bidireccional: “Para las personas residentes, significa sentir compañía, apoyo emocional y una mejora en su bienestar general. Para las personas voluntarias, es una experiencia de crecimiento personal”.
Entre las acciones que desarrollan las personas voluntarias se encuentran las conversaciones significativas, paseos al aire libre, juegos y actividades recreativas, así como la compañía en pequeños gestos cotidianos, desde leer un libro juntos hasta simplemente compartir una tarde en el jardín.