‘Avanzando hacia un pacto vasco por los cuidados’, es la premisa de la que parte el primer Congreso de Cuidados en Euskadi celebrado esta semana en San Sebastián que busca transformar el actual modelo de cuidados en la Comunidad Autónoma Vasca. Se pretende así dejar atrás el modelo “familista” arraigado en la tradición mediterránea, donde la responsabilidad del trabajo de cuidados recae en las familias, especialmente en las mujeres y, en la mayoría de los casos, mujeres migrantes. Un enfoque que está siendo revisado para dar paso a un modelo de organización social de los cuidados.
En las últimas dos décadas, Euskadi ha avanzado hacia un modelo donde la responsabilidad y el liderazgo en los cuidados corresponden al sector público. Este nuevo enfoque implica reforzar los cuidados sanitarios, educativos y sociales, definiendo y desplegando carteras de prestaciones y servicios, marcando un cambio significativo en la visión y la implementación de los cuidados.
En este sentido, los esfuerzos se dirigen a que el cuidado de personas adultas por parte de sus familiares sea considerado una opción, no una obligación. Además, se aboga por la cooperación con el tercer sector y las empresas, orientándola hacia el ejercicio pleno de la responsabilidad pública y el interés general.
Se proyecta que hacia mediados de la década de 2030, la generación del baby boom llegue a la edad de esperanza de vida libre, lo que requerirá una adaptación significativa en las políticas de cuidados. A este respecto, en “Hoy por Hoy Euskadi”, Rafael López-Aróstegui, asesor técnico del Departamento de Igualdad, Justicia y Política social, ha resaltado la necesidad de un enfoque preventivo en las políticas de cuidados en el que el gasto en servicios sociales se duplique en los próximos años. Desde la aprobación de la Ley de Servicios Sociales en 2008, la inversión se duplicado alcanzando actualmente alrededor de mil doscientos millones de euros. Se prevé que este gasto se sitúe en torno a los 2000 millones en la década de 2030.
Matxalen Legarreta, de la Universidad del País Vasco, enfatiza, por su parte, en la importancia de buscar un equilibrio para que la familia continúe siendo un soporte referente en la provisión de cuidados. El cuidado implica, en este sentido, competencias relacionales y éticas, como la amabilidad, añado Marije Goikoetxea, de la Universidad de Deusto, no obstante y para esto ” se debe dignificar la profesión”.
En línea con esta transformación, las instituciones trabajan en la redacción un estatuto del cuidador familiar en Euskadi con el objetivo poner fin a la desigualdad entre mujeres y hombres en el ámbito del cuidado. Esta medida se enmarca dentro del pacto social vasco de cuidados, una respuesta a las crecientes necesidades que se prevén a partir de 2030. Y como parte de este proceso de transformación, el Gobierno ha iniciado un acuerdo de bases para un futuro pacto de país en la Mesa de Diálogo Social con sindicatos y patronal. Este tema también se abordará en la Mesa de Diálogo Civil con las redes del Tercer Sector y en la Comisión consultiva de Emakunde, mostrando un enfoque integral y colaborativo en la construcción de un nuevo modelo de cuidados en Euskadi.
Euskadi se encuentra en un momento crucial de cambio hacia un modelo de cuidados más justo, igualitario y centrado en la responsabilidad pública, buscando abordar las crecientes demandas de cuidados que se avecinan en la próxima década. Encuentro como el congreso de cuidados son espacios clave para la reflexión, el debate y la propuesta de medidas concretas para construir el nuevo paradigma.