Fecha: 13/10/2022
Fuente: Público
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Hace diez años, cuando la Plataforma del Tercer Sector comenzó su andadura, no era fácil asumir el reto de aunar la fuerza de un colectivo que hoy en día forman más de 28.000 entidades sociales y que venía a defender, a través de una voz unitaria, los derechos e intereses sociales de las personas en situación de pobreza, exclusión social y vulnerabilidad.

Desde luego, no ha sido fácil tampoco capear los temporales socioeconómicos, políticos y sanitarios a los que nos hemos enfrentado en esta década. Cuando todavía no nos habíamos recuperado de los niveles de pobreza, exclusión y desigualdad generados por la crisis del 2008, tuvimos que afrontar una pandemia mundial que llegó para cambiarlo todo. Sin habernos repuesto todavía de este temporal, el contexto internacional y económico que se presenta no parece tampoco dispuesto a darnos un respiro. Una situación que aprieta, mucho más, a los millones de personas que se encuentran en situación de pobreza, exclusión y vulnerabilidad. Según los últimos datos disponibles, en toda España, el porcentaje de población en riesgo de pobreza ha subido hasta el 21,7%, más de 10 millones de personas. Unos datos que como sociedad no podemos ni debemos permitir. Pero no solo es la pobreza, también tenemos que hacer frente a múltiples formas de desigualdad y exclusión que hacen que millones de personas no pueda disfrutar de una vida completamente libre.

En estos diez años de vida de la Plataforma del Tercer Sector hemos trabajado en red, promoviendo soluciones, ofreciendo oportunidades, garantizando derechos y construyendo tejido social. Algo imprescindible para la cohesión y el bienestar social. Sin duda, diez años fructíferos de logros para la sociedad. Diez años que nos invitan a seguir luchando y trabajando para continuar defendiendo y garantizando los derechos de toda la ciudadanía.

Estos diez años también nos enseñan una trayectoria con muchos logros conseguidos, muchos pasos hacia adelante para asentar los cimientos de un camino en el que creemos firmemente, un camino marcado por nuestro empeño en atajar los principales problemas y dificultades a los que se enfrentan las personas en situación de exclusión y vulnerabilidad.

Pero estos pasos ya asentados y estos resultados alcanzados no pueden dejar que nos acomodemos. Es vital que sigamos unidos y que alcemos la voz para conseguir mejoras para quienes más lo necesitan. Deben servirnos para mejorar el impacto de nuestro trabajo y por tanto para que nuestro papel como defensores y garantes de los derechos de la ciudadanía también se vea reforzado. Porque, aunque hayan pasado 10 años, nuestra razón de ser es más necesaria que nunca. La sociedad civil organizada debe ser constante, persistente, innovadora y dinámica para influir en las políticas públicas de este país. Porque necesitamos un compromiso fuerte con la defensa de los derechos sociales de las personas. Para alcanzar un verdadero estado social y una democracia realmente inclusiva.