Fecha: 27/03/2023
Fuente: Cermi
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Y, además, partimos de un lugar común: los retos de futuro para las ONGs no son retos aislados, son retos que se suman a los retos de los gobiernos, las administraciones públicas, y sus diferentes niveles, las empresas, la sociedad y las personas comprometidas con una causa social.

Los modelos aplicados hasta ahora no sirven para el futuro. Las ONGs tienen que aumentar su escucha, los espacios compartidos con la sociedad y la transparencia de sus acciones. En definitiva, abandonar las estructuras rígidas de organización interna y olvidar las respuestas basadas en la inercia de un entorno altamente polarizado.
Las ONGs han demostrado, una vez más, que son esenciales para abordar el futuro. Desde un presente lleno de incertidumbre, han sido capaces de contrarrestar el estigma de una sociedad polarizada. Sin embargo, ahora, son actores protagonistas de la transformación social, en un escenario más fluido, inmerso en un constante e inesperado cambio: para implementar innovadoras estrategias de intervención social, abrirse a la movilización y la incidencia social, explorar la colaboración con otros agentes de cambio social, impulsar nuevos modelos de sostenibilidad económica o dar respuesta a los retos sociales planteados desde la sociedad civil. En definitiva, las ONGs se enfrentan a un nuevo y desafiante escenario: pensar el futuro.

Pensar el futuro, es pensar un nuevo ecosistema social más colaborativo

Lo primero a lo que se enfrentan las ONGs es a la disrupción envuelta en la incertidumbre. Mientras que la revolución tecnológica, la emergencia climática o la crisis económica postpandemia se instalan como potentes fuerzas disruptivas, la incertidumbre crece a partir de la polarización y la creciente desconfianza ante los nuevos escenarios sociales.

Comenzar a pensar el futuro es asumir una visión colaborativa. Es decir, impulsar modelos de intercambio, conexión y alianza para alcanzar un propósito compartido. Se trata de buscar espacios compartidos de transformación social con otros agentes de cambio.

La colaboración entre empresas, administraciones públicas y ONGs es el camino del progreso. Para las empresas es esencial encontrar aliados para afrontar los retos de la sostenibilidad social. Para las administraciones públicas, fundamental, incorporar la visión del impacto social. Para el tercer sector, el reto, es establecer un nuevo modelo de relación con las empresas y la sociedad. Tanto si hablamos de derechos humanos, derechos ambientales, infancia, inclusión social, educación, discapacidad o atención socio sanitaria los desafíos están incrementando su complejidad. Empresas, ONGs y administraciones públicas no pueden caminar solas.

En un alto nivel de incertidumbre fruto de un contexto disruptivo, es esencial comenzar a repensar el papel de las ONGs. Pero repensar es comenzar a responder a la transformación social con causa de otra manera. Enfrentarse a nuevas preguntas. Y, sobre todo, adoptar nuevas respuestas.

ONGs en el futuro: enfocadas a los cuidados, la incidencia política y social y la innovación social

Los desafíos a los que se enfrentan las entidades sociales son profundos, pero en el futuro, cada vez más presente, las ONGs tendrán que optar por tres estilos de desempeño: la prestación de soluciones de cuidados más eficientes y eficaces, la incidencia política y social para alcanzar derechos fundamentales y la innovación social aplicada a la colaboración y las alianzas para la transformación social.

Las entidades sociales enfocadas en los cuidados son más flexibles, capaces de adaptarse, evolucionar y aportar la prestación de servicios con valor añadido. Incrementan su valor basándose en evidencias y en prácticas contrastadas de atención social. Son referencia en la preparación y en dar respuestas las demandas emergentes para contribuir al bienestar social, centrado en las personas.

Las organizaciones de incidencia política y social se centran en la influencia. Su objetivo es desafiar las respuestas sociales con propuestas e iniciativas para impulsar el cumplimiento de los derechos fundamentales. Su propósito, volver a destacar la importancia de la sociedad civil y recuperar el activismo transformador de las entidades del tercer sector.

Respecto a las entidades de innovación social son impulsoras de soluciones alternativas, pioneras en su sector y abiertas a las alianzas de confianza. Aplican la innovación social para impulsar cambios sostenibles no solo para la organización, sino para impulsar nuevas formas de intervención social y para afrontar retos de alta complejidad. Incorporan la innovación social como un compromiso para ser capaces de anticiparse y actuar en un entorno donde el cambio es lo habitual.