Fecha: 16/07/2020
Fuente: Deia
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EL PALACIO EUSKALDUNA ACOGIÓ LA QUINTA EDICIÓN DE BBK DEIA ELKARTASUN SARIAK EN UNA CEREMONIA DONDE SE VALORÓ LA EMPATÍA EN TORNO A LA SOLIDARIDAD EN LA LUCHA CON EL COVID

RETUMBÓ, allá en la celebración de la quinta edición de BBK DEIA Elkartasun Sariak un: ¡Sois increíbles, gente de bien! como bienvenida a los hombres y mujeres que han trabajado contra el covid durante los últimos meses, con la convicción de que la solidaridad era una todopoderosa arma de ayuda a los demás. “Hay que unirse, no para estar juntos, sino para hacer algo juntos”, nos dijo en su tiempo Juan Donoso Cortés, lo que nos hizo ver una necesidad cumplida que ayer se aplaudió a lo grande en el Palacio Euskalduna, donde se celebró la ceremonia de entrega de los premios a mediodía, con Andoni Aldekoa como anfitrión y Cristina Zuñiga como presentadora de un acto que siguió los cauces que marca la protección sanitaria. Es más, mientras las autoridades sanitarias anunciaban, en otras latitudes, que el uso de la mascarilla iba a ser un “ordeno y mando” inquebrantable en Bizkaia, el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, aconsejaba a las autoridades de la talla de la consejera Beatriz Artolazabal, el diputado de Acción Social, Sergio Murillo; el concejal Juan Ibarretxe; el director general de Editorial Iparraguirre, Javier Andrés; el director de DEIA, Iñaki González, y Nora Sarasola, directora de Obra Social de BBK que posasen en la fotografía enmascarados. Su voz sonó a sentencia sensata y firme.

EMOCIONES SENTIDAS
El mediodía se tejió con la lana de las emociones sentidas por todos los premiados, que según aseguraron el propio Iñaki y la propia Nora, los dos capitanes de la navegación, han “trabajado desde la empatía y en ayuda a toda la sociedad”. Ambos, el director de DEIA y la directora de Obra Social de la BBK, agradecieron a los premiados un trabajo volcado sobre las necesidades de la sociedad. A la hora de explicar el porqué de los premios concedidos, Cristina aseguró que “nadie imaginaba cuando comenzó este 2020 que una pandemia iba a hacer acto de presencia en nuestras vidas y que iba a cambiar nuestros hábitos, provocando que la mascarilla se convirtiera en nuestro mejor salvavidas. La llegada del coronavirus“, dijo “nos ha hecho mella en los más afortunados de la sociedad pero donde realmente está dejando un rastro de desolación es en aquellos sectores que en algunos casos, no se habían recuperado de la última crisis económica o que ya necesitaban apoyo de las instituciones para salir adelante”.

ELEGIDOS DEL CORAZÓN
Lo hizo antes de que se presentasen los elegidos de corazón, con la asistencia enmascarillada y protegida con los geles de máxima eficacia. Así, se comprobó cómo Beatriz Artolazabal, consejera de Empleo y Políticas Sociales del Gobierno vasco, entregó su galardón a Cáritas, representado por Sonia Costillas, responsable del proyecto Begoñetxe para personas sin hogar, y Sonia Cavanas, voluntaria de la casa, quienes acudieron acompañadas por Carlos BargosMavi Laisea y Marta Ferrer, consejera de Cáritas, que junto a Aarón Rodríguez, voluntario de Cruz Roja, subió a recoger el premio concedido a la red de voluntarios Guztion Artean, un tejido social que ha demostrado la cara más solidaria de los ciudadanos. La propia Nora entregó el galardón como aprobación de un trabajo mayúsculo, el empeño de la ciudadanía dispuesta a todo para que las personas con mayor riesgo se quedarán en casa, por ejemplo, llevándoles la compra. O acompañándoles por teléfono en una soledad impuesta y en la que los contactos se quedaron muy limitados. Ente ambas ceremonias, Sergio Murillo, diputado de Acción Social de la Diputación Foral de Bizkaia, entregó el galardón por su empeño a los emisarios de la Cruz Roja, que tuvo el ojo presto para adelantarse a los problemas. Mari Luz Palacio, vicepresidenta de Relaciones Institucionales de Cruz Roja Bizkaia, y Alberto de Quintana, vicepresidente de voluntariado, recogieron la distinción con emoción.

JUVENTUD Y VETERANIA
En un mediodía que fue extendiéndose, se ponderó el trabajo de la juventud a lo largo de la colaboración y la experiencia de la gente de más edad, cercada por el covid. Digamos que el desconocimiento por el futuro y el miedo fueron sensaciones que se vivieron y se viven en la sociedad marcada por el coronavirus. Los servicios esenciales se volcaron en tratar de paliar la pandemia. Desde el médico a la panadera, todos tenían que permanecer en pie para sanar o alimentar a los ciudadanos. Pero, en algunos casos, se vieron sin medios y ahí apareció la Comunidad Maker de Euskadi que se unieron para crear pantallas protectoras y que los servicios esenciales pudieran cumplir con su función. Nadie les pidió nada, simplemente vieron que sus conocimientos se podían aplicar para mejorar los servicios. En su nombre recogieron la distinción Mari Carmen Garrido y Saúl Mayo Tena, con Francisco Rodríguez por testigo.

A ello hay que añadir que en Orona Fundazioa llevan años apoyando a sectores vulnerables de la sociedad, pero esta emergencia sanitaria les ha llevado a unir una de sus señas de identidad con el respaldo a los más necesitados. La alimentación de kilómetro cero se ha sumado a los menús solidarios de los que están repartiendo más de 2.000 diarios gracias al proyecto Jakioro, en colaboración el Gobierno vasco. Y en esta iniciativa han apoyado al sector primario, a esos baserritarras que no podían vender su género por el cierre general y cuyos productos han terminado en cocinas para alimentar a quien no puede. Iñigo Marquet, director de Orona Fundazioa, y Fede Pacha, coordinador del proyecto alimentario Gure Elikagai, acompañados por Peio Garciandia y Jon Fernández, recibieron la distinción. Otro tanto hicieron el presidente del Banco de Alimentos, Miguel Ángel Fernandino (a lo largo de su alocución ponderó los logros y recordó que por primera vez en su vida el Banco ha recaudado dinero y no solo alimentos…), y Luis Crovetto, vicepresidente. Testigos de toda esta jornada de corto tamaño y anchas ideas fueron el director comercial de DEIA, Kike Hermosilla, Joana Pérez como organizadora eficaz de todo el baile, Iñigo Camino y Aitor Bilbao en una ceremonia donde todo tuvo emotividad y su verdad escrita con mayúsculas. La solidaridad y la empatía fueron sus dos adjetivos.