Fecha: 13/05/2020
Fuente: El Correo
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La crisis del coronavirus va pasando factura. Además de sus consecuencias sanitarias y económicas, el virus ha desactivado buena parte de la red de protección social que conforma el Tercer Sector en Euskadi. Casi la mitad -el 46%- de las organizaciones, ONG y fundaciones ha tenido que cerrar servicios de atención directa. La bajada de la persiana por el decreto de alarma clausuró actividades formativas y de integración social, excursiones para personas con discapacidad, refuerzo escolar y campamentos para infancia vulnerable, clases de castellano para migrantes o talleres grupales dirigidos a personas con enfermedad mental, entre otras. Por el contrario, hay un 38% de ellas que ha incorporado nuevas actividades para «las necesidades emergentes» surgidas en la pandemia.

Ocho de cada diez entidades se han visto obligadas a llevar su actividad a los canales telemáticos y acompañar a sus usuarios por teléfono. El 81% ha visto canceladas algunas de sus actividades. Son las principales conclusiones de un informe realizado en abril por el Observatorio Vasco que ayer fue presentado ante el Ejecutivo autonómico en la Mesa del Tercer Sector, que celebraba su día. Su presidente, Pablo González, señaló que «todos nos sentimos vulnerables en este momento, pero se constata que las personas vulnerables son hoy doblemente vulnerables».

El virus ha sacudido con fuerza a este conglomerado de 3.938 organizaciones, ONG y fundaciones volcadas en atender a los más desprotegidos. Trabajan en ellas 38.525 empleados y hay 159.000 voluntarios. Gestionan un volumen económico de 1.736 millones que representa el 2,3% del PIB vasco. Los usuarios, la auténtica razón de ser de estas asociaciones, lo están pasando mal. Siete de cada diez organizaciones afirman que las personas a las que atienden «están experimentando problemas psicológicos sobrevenidos o agravados por el confinamiento». Citan en particular «la conflictividad, desatención, pérdida de referentes, aumento de situaciones de violencia, más consumos y desánimo».

Paro y ERTE

La brecha digital y la falta de recursos económicos son los principales problemas a los que se enfrentan, según las organizaciones sociales vascas. El 66% percibe que sus destinatarios están experimentando problemas «por no disponer de ordenador o conexión a internet, o por la falta de alfabetización digital». El 64,1% de las entidades indica que las personas que atienden sufren una mayor falta de recursos. La pérdida de empleo y los ERTE empujan a la exclusión a familias que ya se encontraban en situación de precariedad y que ahora no pueden hacer frente al pago de facturas y medicinas.

El lehendakari, Iñigo Urkullu, destacó «la capacidad de adaptación que las entidades del Tercer Sector estáis demostrando en circunstancias tan adversas. Las redes están muy consolidadas, implicadas y se reinventan gracias a una actitud constructiva». La consejera de Empleo y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, defendió que «en esta difícil época queremos propiciar la solidaridad y el reconocimiento social a quienes están luchando a brazo partido contra la exclusión».