Fecha: 30/09/2020
Fuente: El periódico de Aragón
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Luciano Poyato. Presidente de la Plataforma del Tercer Sector

Impetuosa y temible, como un torbellino, así ha llegado la pandemia de covid-19 a España, pillando por sorpresa a toda la sociedad, tambaleando con fuerza el Estado del bienestar y ahogando aún más a aquellas personas que no habían logrado tomar aire desde la crisis del año 2008. Afortunadamente, las estructuras del tercer sector estaban más reforzadas y hemos logrado hacer más con menos para poder atender las nuevas demandas sociales, que se han incrementado de manera exponencial desde que aquel 14 de marzo se decretase el estado de alarma para hacer frente a la expansión del coronavirus.

Desde ese momento, como un efecto dominó, se iban desbordando los servicios sociales y las entidades empezábamos a colapsar por falta de financiación pública. Hemos asistido al cierre de más de 100.000 empresas, hemos sentido miedo con los datos del paro, que han alcanzado cifras históricas, hemos sufrido en primera persona los despidos y los expedientes de regulación de empleo de amigos y familiares y hemos comprobado como crecían las colas para pedir alimentos y demandar ayuda para, en definitiva, sobrevivir.

En el tercer sector, formado por 28.000 oenegés, nos hemos dejado la piel para atajar el impacto social de la pandemia y para mantener la capacidad de respuesta. En este tiempo hemos demostrado que somos un factor clave e imprescindible en la ayuda a las personas en situación de vulnerabilidad. Pero, más allá de resplandecer, nos hemos sentido en una situación de absoluta penumbra. Nos sentimos invisibles en los discursos políticos, en un momento que es absolutamente crítico socialmente.

Con esta situación, y sabiendo que en España hay 12,2 millones de personas en situación de pobreza y exclusión social, y que se prevé que alrededor de 176 millones de personas caigan en esta situación en el mundo, alzamos la voz y mostramos nuestra preocupación por la falta de consideración e interlocución con el actual Gobierno. Es cierto que durante la pandemia nos hemos reunido en diversas ocasiones con representantes gubernamentales, pero no hemos conseguido que esto se traduzca en un impulso decidido por las políticas sociales, desde una perspectiva transversal.

No podemos permitirnos que en plena reconstrucción las fuerzas políticas no lleguen a un acuerdo de mínimos y se tumben las medidas sociales pactadas en el seno de la Comisión para la Reconstrucción, por ejemplo, al igual que tampoco podemos jugar al gato y al ratón con medidas como el Ingreso Mínimo Vital, que no está llegando a las personas que más lo necesitan.

Ahora es tiempo de reinventarse, de establecer alianzas cooperativas, de dialogar sin barreras, de buscar líneas de innovación, de desarrollar nuevas políticas para mirar hacia delante, y sobre todo, es tiempo de contar con el tercer sector, porque somos parte de la sociedad y porque, si se nos abandona, se abandona a la propia sociedad. Juntos somos más fuertes y solo juntos saldremos reforzados de esta pandemia.