Fecha: 18/06/2020
Fuente: Religiondigital.com
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La Fundación Chávarri y ESADE organizaron un webinar para debatir sobre las nuevas capacidades que requiere el liderazgo de las entidades sociales tras la crisis generada por el covid-19

Destacaron la importancia de primar el “liderazgo compartido y transversal” como el mejor modelo para dar respuesta a los retos que encaran las organizaciones sociales.

En el actual escenario de crisis social y económica derivado de la pandemia del covid-19, el tercer sector necesita disponer de líderes dinámicos preparados para afrontar los nuevos desafíos, con cualidades para desarrollar las capacidades organizativas de las ONGs, liderar la innovación desde estas entidades e incrementar su impacto social. Éste ha sido el tema central de debate en un webinar organizado por el Instituto de Innovación Social ESADE y la Fundación Chávarri por el Bien Común, al que se unieron más de 180 asistentes a través del canal habilitado en Youtube. Esta jornada se enmarca en el ‘Programa de Formación en Dirección y Gestión de ONG-ONL’ para directivos del tercer sector, que organizan la Fundación Chávarri y ESADE.

La mesa redonda, que estuvo moderada por Ignasi Carreras, profesor y director de los programas de formación directiva para ONG de ESADE, contó con la participación de Ana Rosa Alcalde, directora de Alianza por la Solidaridad; Nacho Sequeira, director general de la Fundación Exit; y Natàlia Valenzuela, directora de la Fundación IRES, que compartieron la experiencia de estas tres entidades en el desarrollo del talento directivo.

Adaptar las ONG a un contexto digital innovador

Los expertos coincidieron en que las entidades sociales del tercer sector, en la situación actual tan afectada por la crisis sanitaria, económica y social, y pensando en el futuro, deben abrir procesos de evaluación y reflexión interna en torno a tres claves básicas. En primer lugar, analizar si están definiendo e impulsando a las ONG adecuadamente en un marco con nuevos desafíos, innovador y digital. En segundo lugar, sobre su capacidad para impulsar cambios adecuados y de forma efectiva en situaciones de incertidumbre, como la actual. Y en tercero, sobre la formación de los equipos en las competencias adecuadas para afrontar los retos de futuro.

En este sentido, Ignasi Carreras aseguró que en el contexto de esta crisis, las ONG deben saber trabajar “con las luces cortas y largas”. Por un lado, “han de saber responder a la emergencia redefiniendo su portafolio de programas, lanzando nuevas actividades de fundraising, de comunicación, de colaboración o de fidelización, y al mismo tiempo incidiendo en las financiaciones públicas, para que los recursos económicos que se están poniendo para responder a la crisis no sean recursos de corto término, sino que puedan llegar a las personas más vulnerables durante un período suficientemente largo”. Por otro, con una mirada a largo plazo, “para saber redefinirse de cara al futuro, en un contexto marcado por la transformación”.

Liderazgo compartido

Carreras destacó la importancia del liderazgo para que una ONG tenga impacto social, citando los datos del estudio ‘¿Hacia dónde va el liderazgo social? Nuevas tendencias y competencias’. Definió el nuevo liderazgo como “un liderazgo compartido, inclusivo, en el que la influencia se distribuye entre el equipo y donde el líder principal busca desarrollar las capacidades de sus miembros en una comunidad de liderazgo”. Señaló también que debe ser un “liderazgo auténtico, desde la pasión y los valores, que sabe establecer objetivos a largo plazo y las relaciones adecuadas para conseguirlos, mantener la autodisciplina para alcanzarlos, y que permite crecer como personas y líderes”. También apuntó cuatro roles de liderazgo fundamentales en el siglo XXI: “el rol de visionario estratega, el político y social, el de constructor de la organización y el de emprendedor e innovador”. A partir de ellos, las ONG pueden dar respuesta a varios retos emergentes: la capacidad de saber colaborar con otros, aportar influencia y cambio sistémico, la transformación en un entorno digital, el cuidado de la reputación, la diversidad, la identificación de talento y la generación de líderes, la capacidad de generar visión y, sobre todo, conseguir resultados en un entorno de incertidumbre con organizaciones emprendedoras e innovadoras.

Por su parte, Ana Rosa Alcalde, directora de Alianza por la Solidaridad, destacó cinco características para el liderazgo en el sector social “basadas en la experiencia y el aprendizaje”. En primer lugar habló de la necesidad de “un liderazgo abierto al cambio”, para saber gestionar la incertidumbre. Como segunda característica, apuntó a la capacidad de análisis, con una visión de prisma que ayude a manejar distintos paradigmas para interpretar la realidad. En tercer lugar, aludió a la capacidad de establecer alianzas con otros para sumar complementariedades, con el diálogo como gran herramienta para construir lo común, y con transparencia y honestidad. Como cuarto elemento, citó las habilidades en comunicación. Y, finalmente, señaló el liderazgo ético, más importante que nunca en este contexto de cambio.

Por su parte, Nacho Sequeira, director general de la Fundación Exit, centró su intervención en las claves para llevar la innovación y la transformación digital a las ONG. En este punto, destacó que la clave es pensar primero en clave estratégica en la transformación que ha de llevarse a cabo en cada organización, para abordar luego la digitalización desde este marco: “Una organización ha de preguntarse en primer lugar para qué debe acometer una transformación digital”. “Tenemos que analizar los desajustes y las necesidades que hay en el sector social para poder abordarlos, en cuanto a transparencia, impacto de los proyectos, etc., y ello es lo que nos dará las pistas para acometer la transformación digital con éxito”, añadió. Además, señaló que los procesos de transformación digital son largos y costosos, por lo que  deben hacerse “desde una óptica de impacto colectivo y tal vez en colaboración con otros”. “Parte de la solución puede venir de dentro, a través del intraemprendimiento, pero también de ecosistemas externos de innovación”, indicó.

Natàlia Valenzuela, directora de la Fundación IRES, aportó la experiencia de esta Fundación que trabaja con colectivos vulnerables para desarrollar el talento directivo. Destacó la importancia de las competencias de inteligencia emocional para el liderazgo social, y señaló concretamente la capacidad de auto-reconocimiento emocional de los líderes, la adaptabilidad, la empatía y el liderazgo inspiracional pensado desde la base de la corresponsabilidad y manejando bien la gestión de conflictos. “Promover altos niveles de desarrollo y autonomía, valorando todos los perfiles y potenciando sus habilidades es clave para lograr el propósito común”. Por ello, consideró fundamental un modelo de “liderazgo transversal”.