Fecha: 12/05/2020
Fuente: Irekia
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Un 83,2% de las organizaciones sociales que trabajan en la CAV por los colectivos más desfavorecidos se ha enfrentado a una modificación o reorientación de servicios o actividades por la crisis sanitaria del Covid-19 y un 81% de organizaciones ha visto algunas de sus actividades canceladas o suspendidas. Además, casi la mitad (46%) de las organizaciones sociales ha tenido que cerrar servicios de atención directa, pero un 38% de las entidades han incorporado nuevas actividades para dar respuesta a las necesidades emergentes. Ocho de cada diez entidades han llevado a cabo una conversión al formato on line o al acompañamiento telefónico.

Se trata de una importante afección en la asistencia a personas vulnerables o en riesgo de exclusión del país que se ha traducido en la clausura, por ejemplo, de  actividades presenciales formativas y de integración social; excursiones para personas con discapacidad; campamentos para infancia; refuerzo escolar en infancia vulnerable; clases de castellano necesarias para la integración social de personas migradas; o talleres grupales en pisos con personas con enfermedad mental, entre otras muchas.

Así se desprende de una muestra que ha realizado durante el mes de abril el Observatorio vasco del Tercer Sector Social y que esta mañana se ha dado a conocer en la reunión de la Mesa de Diálogo Social que ha presidido el lehendakari Iñigo Urkullu con motivo del Día del Tercer Sector Social en Euskadi. En dicha reunión también han estado presentes la consejera de Empleo y Políticas Sociales del Gobierno vasco, Beatriz Artolazabal, una amplia representación de su equipo, así como una veintena representantes del Tercer Sector Social.

Además de la incidencia de la crisis sanitaria en la propia organización de las entidades sociales, en el informe elaborado por el Observatorio vasco del Tercer Sector Social también se recoge la afección en las personas usuarias de los servicios de las organizaciones.

Y revela que 7 de cada diez organizaciones (68,5%) afirma que actualmente las personas que atienden están experimentando problemas psicológicos sobrevenidos o agravados por el confinamiento o la desescalada. Problemas como conflictividad, desatención, pérdida de referentes, aumento de situaciones de violencia, aumento de situaciones de consumo, desánimo, etc.

Mientras, 2 de cada 3 organizaciones (66,3%) percibe que sus personas destinatarias están experimentando actualmente problemas derivados de la brecha digital, por no disponer de ordenador o conexión a Internet, o por no tener habilidades relacionadas con la alfabetización digital.

El 64,1% de organizaciones indica que sus personas destinatarias se enfrentan actualmente a la falta de recursos económicos (pérdida de empleo, familias que ya se encontraban en situación de precariedad y pobreza que han visto agravada su situación, problemas para hacer frente al pago de medicinas, etc.) y, de cara a los próximos meses, un porcentaje similar prevé que sus personas destinatarias seguirán en esa misma situación.

Ante esta circunstancia, las entidades sociales han destacado la gran capacidad de adaptación de las personas destinatarias a las nuevas situaciones, demostrando, han señalado al lehendakari, una gran resiliencia y respondiendo de manera positiva a la situación.

Voluntarios

También, destacable el efecto que la crisis está generando entre los y las voluntarias. 7 de cada diez entidades sociales alude a dificultades de gestión de la actividad por el cambio sustancial en las condicionales laborales. Un 63% alude a riesgos psicosociales (situaciones de estrés, desgaste emocional…) derivados de la situación y un 60% destaca los cambios en las condiciones de contratación.

La mitad de las entidades sociales también resalta la falta de material sanitario como una preocupación actual y el 63% la incertidumbre sobre su financiación futura.

Ante esta realidad, el lehendakari ha querido destacar “la capacidad de adaptación que las entidades del Tercer Sector estáis demostrando ante situaciones tan adversas como las que vivimos. Esta capacidad se debe a que las redes sociales de apoyo están muy consolidadas, implicadas y se reinventan a sí mismas. Se debe a que estas redes ponen siempre a las personas en el centro. Se debe a vuestra actitud, siempre positiva y constructiva”.

“Hoy es un día de reafirmación de nuestro modelo y de expresión de una voluntad: queremos seguir trabajando juntos. Sabemos que en esta crisis las necesidades pueden resultar infinitas y toda política social va a tener carencias, pero compartimos que la gestión tiene que ser sostenible”, ha subrayado Iñigo Urkullu.

Por su parte, la consejera de Empleo y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, ha señalado que, “en esta difícil época de pandemia, virus y confinamiento, queremos propiciar otra epidemia imparable: la de la solidaridad y el reconocimiento social también a quienes están luchando a brazo partido contra la exclusión y en favor de las personas más vulnerables”. “Solidaridad y colaboración público-social como vacunas contra las desigualdades. Tratamiento colaborativo y en red, tras un preciso y rápido diagnóstico compartido”, ha indicado la consejera.

Finalmente, el presidente de la Mesa de Diálogo Civil y de Saren Sarea, Pablo González, ha señalado que “todos y todas nos sentimos vulnerables en este momento, pero se constata -con este informe- que las personas en situación de vulnerabilidad, son hoy doblemente vulnerables”.

“Desde las organizaciones del tercer sector social, subrayamos la necesidad de articular una respuesta solidaria que impulse y favorezca el mantenimiento de los vínculos sociales. Frente al aislamiento y al individualismo, la solidaridad debe guiar la búsqueda del bien común. Aunque todavía seguimos en un contexto de agitación e incertidumbre, hay esperanza. El tercer sector social tiene sobrada experiencia en trabajar en entornos desafiantes”, ha concluido González.

El Tercer Sector Social de Euskadi cuenta con casi 4.000 organizaciones de iniciativa e intervención social, canaliza la participación social de 160.000 personas voluntarias y 40.000 personas remuneradas. En 2018, último año del que se dispone de datos económicos, las organizaciones sociales gestionaron un volumen económico de 1.736 millones de euros, equivalente al 2,3% del PIB vasco.