Objeto

El fin de esta investigación es promover “buenas prácticas” en relación con la participación de las personas destinatarias en el proceso básico de intervención, adoptando como referencias el modelo comunitario y el modelo de calidad de vida y planificación centrada en la persona.

De modo tentativo, como corresponde a este momento inicial, e ideal entendemos por “proceso básico de intervención”, en el marco de este proyecto, el itinerario mediante el cual una o un profesional de referencia junto con la persona, y en su caso familia[1], destinataria de las prestaciones y servicios evalúa sus necesidades y los apoyos y recursos de los que puede disponer y orienta (planifica), canaliza y evalúa, de manera continua, el conjunto de la intervención a impulsar a fin de promover su inclusión social con la mayor autonomía posible.

Este proceso constituye una intervención relacional que incluye el acompañamiento social, de modo que la persona pueda, mediante este proceso y en interacción con la o el profesional de referencia, desarrollar sus aspiraciones, intereses, deseos, actitudes, aptitudes,etc., y en particular las relacionadas con la orientación y dinamización de su proyecto de vida.

Con ese fin, la investigación tiene como objetivos fundamentales:

  1. Identificar y analizar las prácticas existentes en relación con la participación de las personas destinatarias en el proceso básico de intervención, así como los factores (personales, relacionales, organizacionales,…) que la favorecen o dificultan.
  2. Sentar algunas bases (enfoque/definiciones, criterios, etc.) en relación con el proceso básico de intervención y la participación en él de las personas destinatarias, que sean coherentes con el modelo comunitario y el modelo de calidad de vida y planificación centrada en la persona, así como con el marco normativo.
  3. Establecer, a partir de dicho marco y del análisis de la experiencia, orientaciones para la práctica (para una buena práctica), es decir, modos concretos de hacer en relación con la participación de las personas destinatarias en el proceso básico de intervención.

La investigación se centra en el ámbito de los servicios sociales, y en los espacios socio-sanitario y socio-laboral, así como en la experiencia y las prácticas de las y los profesionales de las organizaciones del TSS y las personas destinatarias, si bien se prevé realizar también contrastes con profesionales del sector público, que tienen mucho que aportar a este trabajo y para quienes este trabajo puede resultar también de utilidad, y con personas expertas, independientemente del sector en el que han trabajado o trabajan.

Fases

Octubre 2017 - Abril 2018
Fase 1

Diseño del proyecto y documento marco   Proyecto de Personas Destinatarias

Junio - Octubre 2018
Fase 3
Fase 3

Análisis de entrevistas individuales, dialogadas y grupos de discusión

Noviembre - Diciembre 2018
Fase 4

Redacción de informes parciales y final

Enero - Febrero 2019
Fase 5
Fase 5

Transferencia de resultados: jornada y difusión a través de redes sociales y otros canales

Metodología

Dados los objetivos planteados, el tipo de metodología que más se adecúa al proyecto es una metodología cualitativa que permita profundizar en el conocimiento de las realidades y en los sentidos y significados que tiene esa realidad para las personas.

En concreto se utilizarán cinco técnicas cualitativas: a) análisis documental (por ejemplo, protocolos de acogida y cierre de las intervenciones); b) descripción contextual (por ejemplo, de los espacios de interacción entre profesionales y personas destinatarias en base a observación el día de la entrevista); c) entrevistas individuales a 8 personas destinatarias y a 8 profesionales; d) 2 entrevistas dialogadas a “pares persona destinataria-profesional”; e) 2 grupos de discusión (contraste), uno con personas profesionales del ámbito público y otro con personas expertas con amplia trayectoria en intervención social y reflexión escrita, independientemente del sector en el que hayan trabajado o trabajen.

Para la selección de las organizaciones e instituciones, y de las personas participantes en las entrevistas y grupos de discusión, se tendrá en cuenta como criterio fundamental, la contingencia principal a la que atienden (discapacidad, dependencia o riesgo de dependencia, exclusión o riesgo, desprotección o riesgo) de modo que queden representadas todas ellas, además del territorio histórico, el tamaño de la organización (asegurando que participen también algunas PYMAS[2]) y el género de las personas participantes.

Contexto

La participación de las personas destinatarias, particularmente en el ámbito de la intervención, es una condición de posibilidad de los procesos de cambio personal, familiar, grupal o colectivo y su participación en el proceso básico de intervención es un derecho reconocido en la normativa en materia de servicios sociales (ley 12/2008, de 5 de diciembre, de Servicios Sociales y normativa de desarrollo), entre otras referencias.

En la práctica, sin embargo, es necesario avanzar en el ejercicio efectivo del derecho a la participación por las personas destinatarias (tanto en la intervención en general como en el proceso básico de intervención en particular) y generar las condiciones necesarias para impulsarla tanto a nivel personal como organizativo y estructural (sistémico), promoviendo la figura de referente y el acompañamiento social como prestación nuclear de ese proceso.

En la misma línea, desde las administraciones públicas, la denominada “coordinación de caso”, vinculada al “proceso básico de intervención” se enfoca en ocasiones, aunque por fortuna no siempre se practica, como un mero procedimiento administrativo centrado en las funciones que suelen considerarse de gestión pública directa: el diagnóstico o, más en concreto, la “valoración”, para determinar el cumplimiento de los requisitos de acceso a las prestaciones y servicios; y la “orientación” o “planificación de la atención” como mera asignación de recursos del catálogo de prestaciones y servicios de responsabilidad pública, y decisión, también, administrativa.

Esta perspectiva reduccionista (administrativista) puede tener, además, en su base una visión de la persona destinataria como administrada que, al menos como enfoque sino en la práctica, es opuesta (se opone) a la participación y el impulso de las capacidades de las personas a quienes, desde diversos modelos, se concibe como pacientes, clientes, usuarias, etc., pero no como “personas destinatarias participantes”, sujeto de elecciones, derechos y obligaciones, con necesidades y también con aspiraciones, intereses, deseos, capacidades, etc.

Esta perspectiva de la persona destinataria de la intervención social y la planificación centrada en la persona es una perspectiva creciente, tanto en el sector público como en el tercer sector social, pero en la que se ha avanzado hasta ahora de manera desigual, según los ámbitos.

Respecto al contexto social actual, en una sociedad postindustrial y dialógica (Flecha 2011, Beck 2008, Habermas 1999) se cuestionan las relaciones de poder basadas en la autoridad en todos los ámbitos de la vida y se transforman los roles e instituciones sociales (familia, empresa, etc.) respecto a los estándares rígidos del pasado.

En este escenario, aumentan las oportunidades para construir el propio proyecto de vida, de una manera personal, pero también las dificultades y obstáculos que afrontan muchas mujeres, personas jóvenes, mayores, migrantes, etc., para orientar y desplegar su proyecto de vida, en un contexto caracterizado también por el aumento de los riesgos, la desigualdad creciente o el debilitamiento de las redes de apoyo primario.

Colaboración con Sareen Sarea

Se consideran, entre otros posibles, los siguientes elementos de colaboración.

  • Diseño

Contrastar el diseño del proyecto.

  • Difusión

Impulsar la participación en el proyecto de personas vinculadas a organizaciones de intervención de distintas características, atendiendo a los criterios fijados a tal efecto en el proyecto y orientando sobre personas concretas que pudieran participar en los grupos.

  • Contraste

Constituir un grupo con el que se puedan realizar algunas sesiones de contraste de resultados parciales (bases y orientaciones) y del documento final. 

[1] En adelante nos referiremos a la participación de la persona o personas destinatarias, sin explicitar que incluimos también a las familias, en su caso, ya sea como destinatarias directas o como red de apoyo.

[2] Se entiende por pequeño y mediano asociacionismo (PYMAS), atendiendo a los resultados del Libro Blanco del TSSE, aquellas organizaciones del TSS, habitualmente asociaciones, que cuentan con un volumen de ingresos inferior a 60.001 euros (pequeñas) o entre 60.001 y 300.000 euros (medianas).